La presidenta de las Cortes de Aragón, Marta Fernández, ha propuesto a Jorge Azcón como candidato a la Presidencia del Gobierno de Aragón, y ha trasladado el resultado de la ronda de consultas, que se concretará en un debate de investidura cuya fecha se fijará más adelante. Por el momento, el límite para tener un pacto de investidura es el 23 de agosto. En caso de que el PP no llegue a pactar la investidura y acuerdos de gobierno o de legislatura antes de esa fecha, habría que repetir las elecciones. La fecha del debate de investidura será fijada más adelante, una vez se culminen las conversaciones que se están manteniendo, de cara a recabar los apoyos necesarios para dicha investidura.

El PP no quiere pactar un gobierno conjunto con Vox, ni con Teruel Existe ni con el PAR. Su pretensión es gobernar en solitario y así quieren mantenerse a pesar de las exigencias de Vox. Esa búsqueda activa de un Gobierno en solitario, pero con un acuerdo programático con Vox, Teruel Existe y el PAR, para que garantice con sus 28 escaños sacar adelante los presupuestos y las leyes más importantes en las Cortes aragonesas.

En su relación con Vox, desde el PP se señala que quieren replicar en Aragón el modelo de Baleares y no el modelo de Valencia ni Extremadura. Siguen con esa hoja de ruta y, consideran, que ya fue suficiente ceder la presidencia de las Cortes a cambio de la abstención para que Jorge Azcón sea presidente. Por el momento, Vox no acepta esa solicitud del PP y quiere entrar en el Gobierno autonómico.

Si Vox no acepta el modelo de Baleares, cuentan desde el PP, será Alejandro Nolasco, líder de Vox, quien «tendrá que explicar» por qué en Baleares se acepta el gobierno en minoría del PP teniendo el 14% de los votos y en Aragón, con el 11,20%, no se acepta. El límite para la investidura es el 23 de agosto, según recoge el reglamento de las Cortes aragonesas, y hasta entonces deberá ser capaz el PP de cerrar los acuerdos para la investidura. En caso de que no los consiga, habrá que volver a repetir las elecciones. Un escenario que, a día de hoy, ninguna de las partes en las negociaciones cree que será necesario y lo consideran «imposible».