La Ciudadela de Jaca, una histórica fortificación militar, celebra el 50º aniversario de la llegada de su emblemática manada de ciervos, que se ha convertido en un atractivo turístico y un símbolo de la ciudad. Actualmente, la manada cuenta con 24 ciervos viviendo en semilibertad, ofreciendo a los visitantes y a los habitantes de Jaca una experiencia única al observarlos en el foso de la fortaleza.

La historia comenzó el 19 de marzo de 1974, cuando un macho y dos hembras fueron introducidos en el foso como parte de un proyecto de recuperación de especies, destinado a reintroducir el ciervo ibérico en la región de la Jacetania. Este proyecto se mantiene vigente 50 años después, con el objetivo adicional de servir como herramienta social y terapéutica.

Una de las iniciativas más destacadas es el programa Ecociudadela, que permite una interacción social con los ciervos, una práctica que, a nivel mundial, solo se realiza en Japón y Jaca.

Este programa incluye terapias para personas con trastorno de espectro autista (TEA) y niños menores de 3 años con discapacidad intelectual. Los ciervos, provenientes de Puerta del Hierro (Madrid), fueron traídos gracias a la colaboración del Ejército, el Ayuntamiento de Jaca e Icona.

La manada se ha desarrollado de manera natural, con nacimientos anuales que varían en número, y los animales se comportan como lo harían en libertad. Los ciervos que nacen en el foso son liberados al cumplir tres años, mientras que los que provienen de fuera y se recuperan son liberados tan pronto como sea posible.

La longevidad de los ciervos en la Ciudadela es notablemente mayor que en la naturaleza, con hembras viviendo hasta los 24 y 21 años. Banzo enfatiza la importancia de que los ciervos mantengan su espíritu salvaje, a pesar de estar socializados para permitir la cercanía humana.