El Ayuntamiento de Chiprana lleva sin secretario dos meses. En enero, la persona que ocupaba este puesto cambió de destino y hasta la fecha nadie ha cubierto su lugar. Así, en la localidad zaragozana del Bajo Aragón-Caspe se acumulan las gestiones pendientes mientras su alcalde espera con los brazos abiertos que alguien quiera formar parte de su equipo.

«Si es necesario, ponemos a su disposición una vivienda», asegura Javier Nicolás. Pese a ello, se están encontrando con serias dificultades para cubrir el puesto. «Algunos no vienen ni a la entrevista. Nos acaba de pasar con una candidata al mirar en el mapa dónde estaba Chiprana», cuenta el primer edil.

Para ser secretario o interventor de un ayuntamiento hay que aprobar una oposición y, después, sacarse un curso que da la habilitación a nivel nacional. Cuando hay una vacante, se trata de cubrir con uno de los funcionarios de carrera de toda España que han sacado su plaza. En caso de que ninguno esté interesado, entra en acción el Gobierno de Aragón a través de la Dirección General de la Administración Local, a través de una bolsa de interinos.

«De las alrededor de 30 personas con las que nos hemos puesto en contacto, todas nos han dicho que no», relata el alcalde de Chiprana. En los municipios de menor tamaño, donde no existe la figura del interventor, el secretario también es secretario-interventor y tesorero.

En general, se encarga de llevar las cuentas, pagar las nóminas y las facturas, sacar adelante resoluciones, elaborar informes jurídicos… «Si llegan licencias de obra no se pueden tramitar. Lo mismo con las licencias de actividad y también hay subvenciones sin resolver», asegura Nicolás.

UNA PROFESIÓN DESCONOCIDA

Fuentes consultadas por HOY ARAGÓN analizan los motivos del «gran déficit» de personal para cubrir estos puestos que existe en Aragón. «Es una oposición bastante desconocida. De hecho, casi no hay ni preparadores», aseguran. Por otro lado, apuntan que es uno de los concursos-oposición más difíciles de España, con 158 temas para memorizar.

«A no ser que tengas mucha necesidad económica, no compensa aceptar según qué destinos. Las condiciones son precarias, no suele haber personal a tu cargo y no te permite teletrabajar», relatan las mismas fuentes.

Y es que gran parte de la problemática es el alto grado de interinidad que se da en estas plazas. Al facilitar la movilidad, con dos concursos al año, los lugares menos atractivos son los que se quedan desiertos antes. «Poca gente quiere irse a medio rural», señalan desde la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (FAMCP).

Ni los sueldos de entre 2.800 y 3.000 euros o disponer de vivienda, en muchas ocasiones gratuita, son argumentos suficientes para que funcionarios de carrera altamente cualificados quieran escoger algunos destinos de Aragón. «Es otro de los problemas derivados de la despoblación», señala Marina Sevilla, directora general de Administración Local del Gobierno de Aragón.

El organismo que rige se ocupa de tratar de cubrir esas plazas que quedan vacantes y que el Ministerio no cubre con su cuerpo de funcionarios. «Incluso si no hay nadie que quiera acudir, la diputación provincial se hace cargo y un funcionario de otro ayuntamiento puede asumir esas funciones de forma temporal», explica Sevilla.

Aunque no se trata de una foto fija, actualmente hay otros municipios que, como Chiprana, necesitan cubrir sus puestos de secretario, interventor o tesorero. Por citar algunos, estarían en esta situación Daroca, Fuendetodos, Villar de los Navarros o Villafranca de Ebro, en la provincia de Zaragoza; o Alacón, Salcedillo, Allueva y Fuenfría (Teruel).

Por otro lado, la bolsa de interinos es pública y las vacantes de puestos de secretaria e intervención se pueden consultar a través de internet. En los últimos días, se han publicado las próximas vacantes de secretaría en Utebo; de secretaría-intervención en Sádaba, una plaza agrupada para los ayuntamientos de Odón y Bello, y en Gea de Albarracín; y de intervención en la comarca de Andorra-Sierra de Arcos.