Teruel es una ciudad hermosa y atractiva donde las haya. Custodiada por sus torres mudéjares, la ciudad está cubierta de un halo de leyendas que le dan un aire mágico y romántico. La historia de los Amantes de Teruel se ha convertido en uno de los grandes reclamos de la ciudad gracias a esa gran celebración que hace retroceder a Teruel varios siglos para revivir una de las más grandes historias de amor jamás contada.

Pero la historia de los Amantes no es la única leyenda que hay en esta ciudad. La propia fundación de Teruel en el siglo XII tiene un origen legendario ligado a la expansión del Reino de Aragón. Cuenta la leyenda que en plena Reconquista, cuando la monarquía aragonesa miraba al sur para seguir creciendo, llegaron los soldados del rey Alfonso II hasta el cerro donde hoy se levanta Teruel. Y allí acamparon.

Para asegurar la zona, decidieron crear en 1171 una villa amurallada para reforzar la frontera entre musulmanes y cristianos. Y el monarca aragonés accedió. El problema es que no sabía donde crear esa villa, que con el paso de los siglos, se convertiría en la capital de la provincia de Teruel. Y los soldados decidieron dejar la búsqueda del emplazamiento a la providencia, a una señal que marcara el lugar donde debía crearse la nueva ciudad.

La fundación de Teruel se produjo durante el reinado de Alfonso II de Aragón / HA

En aquel momento, las tropas moras enviaron hacia ellos una manada de toros con las astas encendidas. Los aragoneses acabaron con los soldados musulmanes, y entonces, divisaron en un alto a un toro con una luz entre las astas que parecía una estrella. Esa estrella se llamaba Actuel.

Los sabios y las gentes principales de la villa se reunieron y buscaron diversas señales y presagios, encontrando favorable el que un toro mugiera desde un alto y que sobre el toro brillara una estrella. 

Y los cristianos tomaron esa visión como una señal divina que indicaba dónde debían fundar la nueva ciudad. La leyenda también indica que el nombre de Teruel proviene precisamente de la unión de las palabras «toro» y «Actuel», aunque hay otras teorías sobre el origen del nombre. Si seguimos esta teoría, el nombre original de la ciudad sería ‘Toruel’, hasta que evolucionó a Teruel.

Hay autores que aseguran que en la zona del barrio de la Judería se asentaba Tirwal, un bastión defensivo islámico, del que también podría derivar el nombre de Teruel. Esa torre defensiva musulmana fue tomada por Alfonso II el 1 de octubre de 1171, y ahí es cuando se decide fundar una ciudad en las proximidades para reforzar la frontera, amenazada por los almohades, que habían conquistado Valencia en la misma época.

Al margen de estos dilemas relativas al origen del nombre de Teruel, lo que sí que está claro es que la imagen del toro está muy presente en estas tierras, incluso antes de la propia fundación de la ciudad. Parece ser que ya en época celtíbera había en las cercanías un lugar sagrado en el que se rendía culto a este animal.

Sea como fuere, lo cierto es que la ciudad de Teruel está íntimamente ligada a la figura del toro. Un animal que está presente en el escudo de la ciudad (situado en uno de los cuarteles, donde aparece un toro pasante de oro sobre tierra de sínople, sobre el que hay una estrella de ocho puntas del mismo metal), y que es el protagonista de las fiestas más importantes de la ciudad, y por supuesto, de la plaza del Torico.

En esta plaza, que realmente se llama de Carlos Castel, está la icónica figura de El Torico, una escultura de bronce de 50 centímetros instalada en 1858, que ha terminado por convertirse en el principal símbolo de la ciudad, con permiso de las torres mudéjares o de la catedral de la ciudad.

En la fuente que alberga El Torico hay una placa (orientada hacia la calle del Tozal), que recuerda la leyenda de la fundación de la ciudad por el rey Alfonso II de Aragón. Hay quien dice que el lugar donde se levanta la fuente con la columna que sostiene al Torico, es el lugar exacto donde los soldados de Alfonso II vieron cómo la estrella Actuel se situaba sobre los cuernos del toro.