Históricamente, el Mercado Central es el mercado de abastos más importante de la capital aragonesa desde su inauguración en 1903 según proyecto del arquitecto Ricardo Magdalena. Pero no era el único mercado que existió en la ciudad. Muy cerca del Mercado Central existía el Mercado de Pescados, un mercado mayorista que en un primer momento se quiso instalar en los bajos del Central, pero que finalmente tuvo un edificio propio.

Desde mediados del siglo XIX, la venta del pescado fresco se realizaba en mercadillos situados al aire libre, en mercadillos que existían en varias plazas. Algunos de esos mercadillos se situaban en las Piedras del Coso, en la plaza del San Pablo, en la del Pilar o en la de San Lamberto. Por el entorno del recién estrenado Mercado Central también se vendía ese pescado ‘al fresco’.

Evidentemente, esos puestos de pescados al aire libre no reunían las condiciones adecuadas, por lo que en 1918 se quiso habilitar un despacho central de pescado en la planta baja del Mercado Central inaugurado solo unos años antes. Pero la idea no salió adelante ya que los comerciantes querían un lugar especializado donde se pudiera centralizar la venta al por mayor y donde existieran cámaras frigoríficas para conservar el pescado de un día para otro.

En ese contexto es cuando el Ayuntamiento de Zaragoza decidió construir el Mercado de Pescados. En 1920 se estudiaron distintas ubicaciones, desde la plaza de Salamero a la de San Felipe, pasando por la del Justicia, la de San Antonio Abad o la de Huesca (situada junto al torreón de la Zuda).

Finalmente, en 1926 se decide construir el Mercado de Pescados en la plaza de la Libertad (actual plaza de Santo Domingo) junto al antiguo ayuntamiento. El presupuesto para construir el edificio fue de 180.000 pesetas. A la hora de construirlo, se pensó en utilizar como entrada al Mercado la portada de la Aduana Vieja, situada en la calle Palafox. Pero el mal estado de esa portada hizo que desecharan la idea.

El edificio se inspiró en la arquitectura renancentista aragonesa / Ayto. de Zaragoza

El edificio fue construido en ladrillo caravista con planta rectangular de tipo basilical y con columnas de fundición de inspiración renacentista realizadas en la histórica Fundición Averly para dividir el espacio en tres naves. Al edificio se accedía por el lado norte mediante una escalinata articulada que contaba con un gran arco de piedra, mientras que en la fachada sur estaba la zona de carga y descarga. En el exterior, las arquerías de medio punto

El Mercado de Pescados estuvo en activo hasta que en los años 50 dejó de utilizarse, al construirse el nuevo Mercado de Pescados de la avenida de Navarra. En ese momento, pasó a ser utilizado como almacén municipal, antes de convertirse en 1961 en oficinas municipales, al estar al lado del viejo Ayuntamiento.

A finales de los años 70 estuvo a punto de convertirse en Biblioteca Central de la ciudad, con el fin de dotar de un potente equipamiento cultural a una zona que adolecía de espacios de este tipo. Pero la falta de capacidad hizo que se olvidase la idea, y el edificio fue destinado a oficinas del Alumbrado Público hasta 1981.

LA TRANSFORMACIÓN EN TEATRO

Fue a comienzos de los años 80 cuando el viejo Mercado del Mercado comenzó a definir su uso cultural. Y lo hizo de la mano del arquitecto Daniel Olano, del Teatro de la Ribera y de distintos grupos de teatro locales, quienes demandaban un espacio que sirviera de escenario para el teatro alternativo. La propuesta para reconvertir el edificio en teatro fue trasladada por Olano y por el Teatro de la Ribera con el apoyo del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza al Ayuntamiento.

El interior conserva la estructura del viejo mercado y las columnas de Averly / Teatro del Mercado

La iniciativa fue aceptada por el Consistorio en aquel momento en el que Zaragoza se desperezaba tras el franquismo y pujaba por convertirse en una ciudad moderna. Daniel Olano fue el encargado de redactar el proyecto de rehabilitación y adaptación del edificio para acoger espectáculos minoritarios que podían ser representados en el Teatro Principal.

Ayuntamiento designó a Olano para la redacción del proyecto de rehabilitación y adaptación del edificio para centro cultural polivalente y escenario las actividades teatrales de tipo alternativo y experimental, espectáculos minoritarios que no tenían acogida en el Teatro Principal. Con ello se conseguía, además, un importante paso en la política de descentralización cultural, en la recuperación de los edificios históricos que se iban quedando sin uso y en la rehabilitación del Casco Histórico y, en concreto, del degradado barrio de San Pablo.

Las obras de rehabilitación comenzaron en 1982 y el teatro fue inaugurado en una fecha simbólica: el 23 de abril de 1983. Las obras respetaron la historia del edificio manteniendo su aspecto original. Sí que se modificó la orientación del edificio por razones funcionales.

En su interior, se mantuvieron las tres naves separadas por las columnas de Averly, instalando allí 208 en plano inclinado. El interior del teatro está entelado, siguiendo la estela de viejos teatros de la ciudad, como el Teatro Pignatelli o el Teatro Circo.

Casi 30 años después de su transformación, en 2009 el teatro fue restaurado con el proyecto de la arquitecta municipal Úrsula Heredia, consolidándose los cimientos, restaurando las fachadas y el alero, y rehabilitando el interior con nueva decoración, pavimentos, se sustituyeron los textiles y se retapizaron las butacas, además de realizar distintas mejoras en distintas dependencias y en mejorar las instalaciones eléctricas o la escenografía.