Para las nuevas generaciones, la palabra «peseta» es casi un término foráneo. No obstante, la peseta, también conocida cariñosamente como ‘la rubia’, ‘la perrona’ o ‘el patacón’, fue la moneda con la que muchos españoles realizaron sus transacciones diarias durante décadas.

Es curioso, pero muchos españoles todavía conservan en sus hogares billetes y monedas de esta divisa. Según datos del Banco de España, se calcula que existen 1.575 millones de euros en billetes y monedas de peseta sin canjear desde la llegada del euro. De esa cantidad, 793 millones corresponden a billetes y el restante, 728 millones, a monedas.

El primer billete en pesetas vio la luz el 1 de julio de 1874, cuando el Banco de España obtuvo la exclusividad para su emisión. Sin embargo, no sería hasta el 21 de octubre de 1940 que la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda (FNMT-RCM) se encargó de su producción.

De todos esos billetes, algunos son auténticas joyas para coleccionistas y expertos en numismática. Uno de los más destacados es un billete de 1874 con el busto de Goya de 500 pesetas, con una tirada de 19.500 unidades. Un ejemplar en buen estado podría alcanzar entre 15.000 y 20.000 euros en el mercado.

No menos valioso es el billete de 500 pesetas de 1903, emitido bajo el reinado de Alfonso XIII y diseñado por el reconocido grabador Bartolomé Maura y Montaner. En buen estado de conservación, uno de estos billetes fue vendido por 17.500 euros, mientras que otros ejemplares alcanzaron cifras entre 8.000 y 12.000 euros.

Aunque estos billetes son sumamente valiosos, no ostentan el título de los más preciados. Existen otros billetes de peseta que pueden alcanzar un valor de hasta 30.000 euros en el mercado. Uno de los más buscados es el billete de 100 pesetas de 1938, que presenta a la Dama de Elche. A pesar de haber sido creado en 1937, en plena Guerra Civil, nunca llegó a circular, y su valor oscila entre los 15.000 y 20.000 euros.

En cuanto a los billetes emitidos entre 1892 y 1895, algunos pueden valer hasta 2.500 euros, como es el caso del billete de 25 pesetas con Gaspar Melchor de Jovellanos o el billete de 1.000 pesetas del conde de Cabarrús pintado por Goya. Un billete especial es el de 1.000 pesetas de 1907 con marca de agua de Carlos I, por el que se han pagado hasta 4.000 euros.

En definitiva, los billetes de peseta no son solo un recuerdo nostálgico del pasado. Para algunos, son verdaderos tesoros que esconden historias y valores incalculables. Si aún conservas alguno, podría ser el momento de revisar su valor en el mercado. Quién sabe, tal vez estés sentado sobre una pequeña fortuna.