Vender un piso supone la transmisión de un bien con un coste elevado, por lo que hacerlo en las mejores condiciones resulta clave. Especialmente cuando la operación se va a llevar a cabo por necesidad y resulta importante hacerlo en un tiempo determinado (por ejemplo, cuando se trata de un inmueble heredado y cuya venta va a servir para abonar los impuestos derivados).

Es habitual en los portales inmobiliarios más conocidos ver viviendas que llevan anunciándose durante años, y eso deja entrever las dificultades que el vendedor puede encontrarse, a lo que se suma la inversión de tiempo que supone enseñar el piso y las negociaciones que pueden prolongarse durante muchos meses para no llegar a ningún fin.

HOY ARAGÓN ha consultado a profesionales inmobiliarios sobre cuáles son las cuestiones más importantes a tener en cuenta para que esto no ocurra. Estas pueden agruparse en una serie de claves fundamentales que hacen que la venta de una vivienda se realice de la mejor forma y en un tiempo razonable.

1. CONOCER EL PRECIO REAL

¿Cuánto vale mi piso? Esa cuestión no es fácil de responder y resulta muy importante hacerlo. Por lo general, todos los vendedores creen que su inmueble vale más de lo que realmente cuesta y, al salir al mercado con un precio desproporcionado, ven que nadie pregunta por él.

Guiarse por el precio por el que lo vendió un vecino no es de ayuda. Hay muchísimos factores a tener en cuenta que hacen variar el precio: la orientación del inmueble, el estado en el que se encuentra, si ha sido reformado (especialmente cocina y baños, que es lo más costoso)…

Del mismo modo, y aunque los precios medios de tasación del barrio pueden resultar orientativos, una calle puede variar enormemente respecto a otra. Además, cuestiones como si dispone o no de zonas comunes, piscina, conserje, etc. influyen mucho en el precio.

Y todo esto en un mercado que fluctúa, por lo que el precio justo de un piso hoy no tiene por qué ser el mismo que hace unos meses. Por todas estas razones, tener un conocimiento del mercado resulta clave para saber a ciencia cierta cuál es su precio real y valorar si interesa o no venderlo por el mismo.

2. NO «QUEMAR» EL PISO

Relacionado con lo anterior: si la vivienda no se ajusta a su precio real y se pide más de la cuenta, es fácil caer en que se eternice la venta. Cuando un mismo piso aparece en los buscadores durante mucho tiempo, los posibles compradores empiezan a desconfiar y pensar que «algo pasa».

Del mismo modo, tampoco resulta una buena idea anunciarse en todos los sitios, con varias inmobiliarias, pensando que así se acelerará la venta. Es mucho más efectivo optar por una sola inmobiliaria que genere confianza, dado que sus profesionales saben, según las características del inmueble, cuál es la mejor manera de ofrecerlo, sin que parezca que está de saldo y yendo directamente al tipo de cliente que va a estar interesado.

En ese sentido, también hay que tener en cuenta que los expertos inmobiliarios conocen con precisión los portales y tienen relación comercial con los mismos para que sus inmuebles se posicionen los primeros. De esta forma, un particular siempre va a jugar en desventaja.

Existen inmobiliarias que pueden garantizar la venta de una vivienda en 45 días de media. Incluso son capaces de vender el piso el mismo día. Eso para un particular es totalmente impensable.

3. FACILITARLE LA VIDA AL COMPRADOR

Puede parecer una obviedad, pero el hecho de que el comprador pueda ver el piso cuando él quiera, puede marcar la diferencia y acelerar la venta. Un particular que se aventura a vender la vivienda por su cuenta puende encontrarse con la dificultad de cuadrar agendas, y postergar la visita supone un riesgo de que el cliente interesado encuentre otro piso que se ajusta a sus necesidades.

Del mismo modo, es común que el posible comprador quiera ver el piso varias veces (señal de que le interesa), o acompañado por alguna persona cercana para tener una segunda opinión. Por ello, facilitarlo y que pueda hacerlo cuando le vaya bien ayuda mucho a acercar posturas.

4. CUIDAR LA FORMA EN LA QUE SE ANUNCIA

Un piso fantástico puede parecer mucho menos de lo que es si las fotografías y los videos no tienen la calidad suficiente. Y viceversa: un piso puede parecer mucho más atractivo si se sabe qué fotografiar y cómo hacerlo.

Contar con profesionales en este ámbito puede provocar que el piso «entre por los ojos» desde el primer momento, y la primera impresión es muy importante. Del mismo modo, es un plus fundamental tener un plano de planta lo suficientemente detallado, con las medidas de cada estancia.

En caso de no contar con él, elaborarlo puede ser una buena inversión. Hay inmobiliarias que lo incluyen dentro de sus servicios, porque saben que es una gran baza para que el comprador pueda comprobar desde el inicio que la vivienda se ajusta a lo que se está buscando.

5. SABER CON PRECISIÓN LOS GASTOS ASOCIADOS

Una cosa es el importe que acuerden el comprador y el vendedor, y otra son los gastos asociados al proceso de transmisión del inmueble. Hay que realizar trámites de notaría, elaborar contratos, cambios de suministros, certificaciones energéticas, provisiones de fondos en el caso de que haya una hipoteca…

La suma de los mismos puede suponer un gasto considerable, y tener claro cuáles corresponden al vendedor es importante para conocer con detalle la situación financiera real una vez se haya transmitido el piso. Asimismo, hay gastos que deben ser negociados con el comprador, y contar con una inmobiliaria puede facilitar este proceso, dado que asumen el papel de mediador para que no haya dudas.