Numerosos municipios del interior de España se ven asediados por el persistente problema de la despoblación, una realidad que afecta especialmente a aldeas y pequeñas localidades en regiones como Aragón, Castilla y León o Castilla La-Mancha. A pesar de los esfuerzos gubernamentales, el declive poblacional parece imparable.

En un intento desesperado por frenar esta tendencia, ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autonómicos buscan soluciones innovadoras. Desde regalar viviendas hasta incentivar la natalidad, las medidas adoptadas no han logrado revertir la situación.

La provincia de Salamanca ha lanzado una propuesta única: la Diputación salmantina incentivará la apertura de bares en los municipios más despoblados, ofreciendo 30.000 euros a cada ayuntamiento. Una suma que incluye 3.000 euros para la adquisición de maquinaria esencial, como congeladores, frigoríficos y mobiliario.

Sin embargo, estos estímulos no son indiscriminados. Los requisitos para optar a ellos incluyen la inexistencia de bares previos en el municipio, que el establecimiento esté abierto al menos dos días a la semana durante al menos cinco años. Desde la Diputación aseguran que «ningún pueblo que cumpla los requisitos se quedará sin la ayuda».

Es destacable que la gestión del negocio no será intervenida por la Diputación, permitiendo que tanto el ayuntamiento como una familia arrendataria se encarguen de su organización. Además, se alienta a que estos bares se conviertan en espacios que ofrezcan servicios básicos de alimentación.

Con una asignación inicial de 300.000 euros para estas ayudas, la Diputación no descarta aumentar la cifra, considerando que al menos 80 municipios cumplen con los requisitos establecidos. El máximo dirigente provincial sostiene que esta medida es positiva, ya que «el bar es un espacio de socialización y un centro de reunión crucial». La iniciativa busca revitalizar las comunidades rurales, apostando por la dinamización económica y social a través de establecimientos que fomenten el encuentro y la convivencia.