Voy a pecar de bienpensado o quizá de ingenuo, pues no creo que la consejera Ventura quisiera decir lo que dijo. Ella sola se metió en un jardín cuando balbuceaba sin saber qué decir. A todo el mundo le puede pasar eso, especialmente cuando se ocupa un cargo para el que no se está capacitado.


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Pero lo dijo, soltó aquellas frases que han caído como una losa sobre un colectivo que se merece todo el respeto al que ella ha faltado.

Al menos ha pedido perdón, eso le honra, dirán algunos. Aunque otros pueden recordarle aquello de que “en política no se pide perdón, se dimite”; es lo que decía Pablo Iglesias antes de pedir perdón a los niños.

Los colegios profesionales y sindicatos médicos han reclamado su dimisión inmediata . No sé si les hará caso y tampoco sé qué piensan los otros sindicatos. Hace unas horas CCOO también ha pedido el cese; pero, ¿dónde está la UGT?

«Otros pueden recordarle aquello de que “en política no se pide perdón, se dimite”; es lo que decía Pablo Iglesias antes de pedir perdón a los niños»

Sí, ese sindicato que cuando gobiernan los suyos se limitan a cobrar las subvenciones y manifestarse por el cambio climático. Ese sindicato que parece que solo se acuerda de defender a los trabajadores cuando gobiernan los de enfrente.

Así hicieron cuando, tras tres años de una masiva destrucción de empleo, ellos seguían viendo brotes verdes desde sus pesebres públicos, y tuvieron que esperar a que llegase Rajoy para, entonces sí, convocar más manifestaciones sólo en 2012 que en aquellos tres años juntos.


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O en 2018 (por supuesto antes de la moción de censura) cuando vinieron con lo de la brecha salarial. ¿Sabían que, según datos del INE, la brecha de aquel año era menor que la que hubo en cualquier año de la legislatura socialista 2008-2011? Pero había que esperar a que gobernara la Derechona para manifestarse.

O en el caso del Ébola, cuando UGT hablaba hasta de responsabilidades penales. Hoy, sin embargo, aunque decenas de sanitarios han fallecido y centenares han sido contagiados, se les ha visto más ganas de ondear las banderas republicanas el 1 de mayo que de difundir sus escasos comunicados u organizar protestas por la falta de equipos de protección.

Cuando los sindicatos se convierten en organizaciones satélites de los partidos políticos, se convierten en “sindicatos de temporada”. Es la suerte que tiene Pilar Ventura y el PSOE. Los trabajadores públicos, hasta que vuelva la Derecha, tendremos que llamar a otras puertas para que nos defiendan.