«Los acusados infringían a la niña, justificándolo en su carácter movido y su mal comportamiento, castigos desproporcionados tales como hacerle comer guindillas, salsa picante o incluso la llegaron a colgar de un gancho en la pared sujetada a su propia ropa«, explican con detalle en las calificaciones del ministerio fiscal.

Así, según relatan en esta misma información judicial, durante meses, en lo que otro de los letrados de la acusación describen como «torturas continuadas con la intención de provocarle la muerte en un entorno infernal». Porque tanto la madre como la pareja de ésta con la que vivía en Zaragoza junto a otros hijos de ella, tenían, según se lee en las calificaciones, un carácter violento.

Lo cierto es que a esta mujer de 30 años ya le habían retirado la custodia de la pequeña Laia y de sus otros hijos en Cataluña, donde residía con anterioridad, pero tras alegaciones y disposiciones legales, consiguió recuperarlos y se traslado a Aragón.

Lo que presagiaron entonces los servicios sociales que atendieron a los niños se constató en Zaragoza. En el pequeño cuerpo de Laia se constataron unas 73 lesiones recientes y 28 antiguas, un total de 101 distribuidas en todas las regiones corporales del cuerpo.

Como consecuencia de las numerosas lesiones descritas, sufrió, según describe el cuerpo forense que realizó la autopsia, una peritonitis purulenta que provocó la salida del contenido intestinal a la cavidad peritoneal.

PRISIÓN PERMANENTE REVISABLE

En Aragón, hasta la fecha, se ha dictado condena de prisión permanente revisable en tres casos: Al parricida de La Almozara en febrero de 2023,  a Iván Pardo, un hombre que asesinó a su sobrina Naiara, una niña de 8 años, y a ‘Igor el Ruso’ por un triple asesinato en Andorra.

Esta sería, en caso de que lo decrete el jurado popular que juzgará el caso y ratifique el presidente de la sala de la Audiencia Provincial de Zaragoza, el cuarto caso en el que los acusados reciban esta condena, la más alta del Código Penal español.