Recién pasadas las navidades y metidos ya en la vuelta al trabajo y a los colegios. En Teruel se vivía un ambiente de vuelta a la rutina pero era fin de semana y pocos perdonaron, a pesar del frío, el vermú o la última comida post navideña con los amigos.

En un céntrico restaurante de la capital turolense coincidían Fernando y Samuel, el primero Guardia Civil de Teruel y el segundo sargento de la Benemérita del puesto de La Alfambra, con otras familias de Teruel a las que conocen «de toda la vida», entre ellas la de la pequeña Laia.

«Estábamos tomando algo cuando una amiga vino a avisarnos que algo grave ocurría», recuerda Fernando. Y lo que sucedía era un gran revuelo en torno a dos mesas, justo donde estaba comiendo la familia de la niña.

«Vimos al padre cogiendo en brazos a su hija, que parecía estar asfixiándose y perdía el tono normal de la piel», recuerda Fernando. Sin dudarlo, ambos agentes, en ese momento fuera de servicio pero como dicen ellos, «siempre guardias civiles».

Los agentes se hicieron cargo de la bebé colocándola sobre el antebrazo en ángulo de 45 grados y boca abajo, golpeándole la parte central de la espalda para ayudar a que expulsara lo que le impedía respirar, que podría ser algo de comida. «Pero no funcionaba; la niña no reaccionaba y tuvimos que tomar otras medidas», añade Fernando, que lleva de Guardia Civil en Teruel desde 2008.

«SUERTE QUE SABÍAMOS QUÉ HACER»

La niña seguía inconsciente y los agentes optaron por el masaje cardiorrespiratorio seguido de la maniobra frente-mentón específica para bebés, consiguiendo poco después que comenzara a respirar y recuperando la consciencia.

«Hicimos lo que habíamos aprendido en cursos de reanimación y salvamento de vidas y gracias a eso la niña se recuperó», se sincera Fernando. Laia recuperó el aliento y fue trasladada en una UVI Móvil hasta el hospital Obispo Polanco para una exploración más exhaustiva. «Su madre nos llamó después y nos dijo que estaba bien. Fue un alivio y una alegría saber que has salvado una vida», aseguran estos guardias.