En un momento donde el consuelo hacia los seres queridos que han fallecido debería ser la prioridad, el Cementerio de La Cartuja en Zaragoza ha sido el escenario de un momento triste e inoportuno.

Los familiares de una mujer fallecida buscaban dar el último adiós pero, en cambio, al tiempo que enterraban a su familiar tuvieron que hacer de enterradores por la falta de personal.

La desolación llegó cuando a la familia se les notificó por parte de un trabajador del cementerio, que no era encargado de la sepultura, que no podía asistirles nadie en ese crucial momento. Ante la imposibilidad de encontrar solución inmediata y sumidos en el dolor, decidieron confiar en un familiar que ejerce de albañil para llevar a cabo la tarea.

La indignación ha llevado a los vecinos a alzar la voz, solicitando a las autoridades pertinentes y a la Diputación Provincial de Zaragoza, propietaria del cementerio, que implementen soluciones para evitar que más familias pasen por este tipo de situaciones en momentos ya de por sí complicados.

Desde la Diputación de Zaragoza aseguran que siempre hay dos trabajadores en los entierros y que sucedió por una causa fortuita. Estas fuentes aseguran que ya están trabajando para que haya un tercer trabajador provincial.

«El pasado 16 de octubre, por diferentes circunstancias sobrevenidas, esos trabajadores no estuvieron disponibles y eso afectó a un entierro.

Ante estos hechos, la Diputación de Zaragoza ya ha iniciado las gestiones para que a partir de ahora en los entierros haya siempre tres trabajadores para resolver cualquier incidencia y que no vuelva a repetirse esta situación», detallan fuentes de la institución provincial.