Sucedió en la medianoche del pasado viernes, pero no era la primera vez que Emi y Katherine se tenían que enfrentar, a pesar del miedo que reconocen tenían, a un hombre que no paraba de insultarles. «Era ya la cuarta vez y fuimos incapaces de quedarnos calladas; a pesar de que estábamos temblando, nos enfrentamos a él», reconocen.

Estaban paseando a Max, su mascota, por el Parque Pignatelli, y habían cambiado incluso su ruta y horas de salida para evitarlo, pero al final se lo encontraron y volvió a repetir los ataques.

«El caso es que no íbamos de la mano, ni nos dimos un beso, ni nada, pero él empezó a insultarnos», repite Emi. «¡Asco, asco, qué asco de lesbianas; iros de aquí, hijas de puta, zorras lesbianas!», repetía el presunto agresor una y otra vez.

Al tiempo que les amenazaba con agredirles ya que Katerine sacó el teléfono móvil y empezó a grabar la agresión. «Lo hice para que quedase patente su violencia hacia nosotras. Era joven y fuerte y temíamos lo peor, sobre todo cuando vio que le estábamos grabando», afirma Katherine.

No contento con los insultos y vejaciones públicas y sin nadie que pudiera auxiliarles ya que era medianoche, el presunto autor de este delito de odio subió a su casa y comenzó a lanzarles objetos contundentes desde el balcón mientras seguía insultándoles.

«Una carcasa de plástico de un ventilador por ejemplo. Eran objetos duros y los tiraba con fuerza, con la intención de hacernos daño», explican Emi y Katherine. Al final llamaron al 112 presas de un ataque de nervios y una patrulla de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana acudió rápidamente al lugar de los hechos.

Tras entrevistar a las víctimas, los agentes detuvieron al hombre de 30 años y con numerosos antecedentes policiales por un delito de amenazas graves y de odio por su condición sexual.

«NO VAMOS A IRNOS A NINGÚN LADO»

Al preguntarles si van a tomar alguna medida de seguridad para evitar futuros ataques de esta persona que puedan llegar a mayores, tanto Emi como Katherine se muestran muy claras:»¿Por qué vamos a dejar de pasear a Max por el parque? Nadie ni nada va a impedir que sigamos haciendo nuestra vida como hasta ahora«, repiten ambas.

«Nos da igual que nos vean; presumiremos de nuestro amor porque tiene que ser algo normal y nadie tiene derecho a insultarnos por hacer lo que queremos», se reivindican. Los delitos de odio por condición sexual, raza, etnia o alguna discapacidad conllevan una pena de prisión de 1 a 4 años y una multa de 6 a 12 meses.