La manada de ciervos que habita en el foso de la Ciudadela de Jaca ha dado la bienvenida a un nuevo miembro. Este emblemático grupo de animales, que reside en el histórico Castillo de San Pedro, ha visto incrementada su población con el nacimiento de una nueva cervatilla. Los cuidadores del recinto se encontraron con esta grata sorpresa esta mañana, apenas tres días después del nacimiento de otra cervatilla, Tuca.

Con la llegada de la nueva cervatilla, la manada alcanza un total de 26 ciervos, compuesta por 24 adultos y dos jóvenes. La recién nacida ha sido nombrada Tina, diminutivo de Agustina, en honor a la heroína Agustina de Aragón de la guerra de 1808. Tuca, nacida hace tres días, lleva un nombre inspirado en la cima de Candanchú. Según los cuidadores, es común que en esta época del año se produzcan más nacimientos.

LA HISTORIA DE LOS CIERVOS DE LA CIUDADELA DE JACA

Los ciervos de la Ciudadela de Jaca viven en semilibertad desde 1974, año en que se introdujeron los primeros ejemplares. Este año se celebra el 50 aniversario de su llegada, lo que añade un significado especial a estos recientes nacimientos. La manada se ha convertido en un símbolo del Castillo de San Pedro y es una atracción popular tanto para turistas como para residentes.

La iniciativa de introducir ciervos en la Ciudadela fue impulsada por el Comandante Militar de la Plaza de Jaca, General José Aranda Larrañaga, con el apoyo del Ingeniero jefe provincial de ICONA Alfonso Villuendas y el naturalista Fernando Luis Rodríguez Giménez. Gracias a sus esfuerzos, el 19 de marzo de 1974 se soltaron en el foso un ciervo macho y dos hembras, marcando el inicio de esta tradición.

Los ciervos no solo embellecen el paisaje de la Ciudadela, sino que también desempeñan un papel crucial en la educación ambiental. Visitar a estos animales es una experiencia obligada para los turistas y una herramienta para concienciar a las familias, especialmente a los niños, sobre la importancia de respetar el medio ambiente.