En la época renacentista, Zaragoza estaba repleta de palacios de la nobleza y de los grandes comerciantes. Esos palacios no solo eran residencias de sus propietarios… Al construirlos, se quería mostrar el poder de cada una de las familias que ordenaba levantarlos por toda la ciudad.

Aunque podemos verlos en distintas zonas del casco histórico de Zaragoza, los palacios se concentraban especialmente a orillas del Ebro, y en el entorno de la Seo y del palacio de la Diputación del Reino, en la calle Mayor y San Jorge, pero también en el Coso.

En esta vía, que marcaba el perímetro de la vieja ciudad romana con las murallas, se levantaron los palacios de algunas de las más importantes casas nobles del reino. Hoy, nos quedan dos ejemplos de aquellos grandes palacios que embellecían esta calle. El palacio de Sástago, y el palacio de los Luna o de los condes de Morata, actual Tribunal Superior de Justicia de Aragón.

LOS GIGANTES DEL COSO

El palacio de Los Luna es una imponente construcción levantada en el siglo XVI por orden de Pedro Martínez de Luna y Urrea, primer conde de Morada de Jalón, y virrey de Aragón. El edificio fue diseñado por el arquitecto Martín de Tudela, quien comenzó las obras en 1551, con los canteros Juan de Albistur y Juan de Amézqueta como encargados de la obra de la fachada.

La portada, con dos gigantes / Patrimonio Cultural de Aragón

Su fachada fue concebida para darle un aire de monumental, gracias a las dos torres que flanquean el edificio, a los grandes sillares sobre los que se asienta (procedentes de la vieja muralla romana), y a las dos grandes esculturas que guardan la entrada con sus garrotes, conocidos popularmente como los gigantes del Coso, o los gigantes de la Audiencia. Estas dos esculturas, levantadas sobre pedestales, fueron talladas por Guillaume Brimbez en 1552.

Y representan a Hércules (situado en el lado derecho), y a Teseo, aunque hay fuentes que afirman que no es Teseo, y que realmente es Gerión el representado. Entre los gigantes, una puerta con un arco de medio punto rematado por un friso en la que se representa una escena del triunfo de César que Andrea Mantegna pintó en diez lienzos para el Palacio Ducal de Mantua, en Italia.

Alzado del palacio de los Luna / Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón

La escena está flanqueado por amorcillos, y por un vaso de la virtud, y por dos faunos. Sobre el tímpano, aparecen Helios, el dios Sol, con Aurora y la Luna. Motivos, todos ellos, que formaban parte del imaginario colectivo renacentista.

En su parte superior, la fachada está rematada por la tradicional galería de arquillos, y por el no menos tradicional alero. En el interior, el palacio se articula en torno a un gran patio, un elemento característico de los palacios renacentistas aragoneses.

Sostenida por columnas jónicas, la parte superior del patio está conformado por una galería cerrada por columnas que está decorada con medallones con escudos y bustos. En la planta baja, destaca el zócalo de cerámica aragonesa de cartabón verde y blanco que da color al conjunto. En algunas de las salas destacan las techumbres renacentistas que vestían los grandes palacios de la ciudad.

El palacio pasó en el siglo XVIII a los condes de Perelada por un matrimonio. Y en 1725, cedieron el edificio al rey como residencia. Posteriormente, sería residencia de los capitales generales de la Real Audiencia, una institución que también administraba justicia civil y penal. Después, sería sede de la Audiencia Territorial en 1952. En la década de los años 20 del siglo XX, el edificio fue restaurado por Regino Borobio.​​