Zaragoza, una ciudad con una rica historia y cultura, está envuelta en misterios y leyendas urbanas que despiertan la curiosidad de propios y extraños. Las cuales, por mucho que se especule o hable sobre ellas, nadie sabe si han sido verdad.

Entre estos relatos, destaca el episodio de las bombas caídas sobre el Pilar durante la Guerra Civil en 1936. Las bombas, que no explotaron tras su caída y hoy cuelgan dentro de la basílica, han sido motivo de debate entre quienes creen en un milagro y quienes sugieren una estrategia de la Iglesia para ganar adeptos. La explicación técnica indica que las bombas no detonaron por no activarse la espoleta debido a la baja altura de vuelo del avión.

Otra historia intrigante es la del fantasma de la Torre Nueva. Testimonios del siglo XVII, recogidos en el Archivo Histórico Nacional, hablan de un espectro que actuaba con virulencia al sonar las campanas. Aunque la torre fue derribada, la ciudad conserva un recuerdo de su sótano y una estatua sedente de un niño mirando hacia el antiguo campanario, probable lugar del fantasma.

El caso del ‘Duende de Zaragoza‘ de 1934 añade un toque aún más misterioso. Un ser invisible mantenía conversaciones desde la hornilla de una cocina en un domicilio de la calle Gascón de Gotor número 2, captando la atención de medios internacionales como la BBC, The Washington Post y Movietone-FOX. Este fenómeno, aún sin explicación racional, se conoce como «El duende de Zaragoza».

OTRAS LEYENDAS SOBRE ZARAGOZA

Finalmente, la historia del asesinato del inquisidor Pedro Arbués en la Seo de Zaragoza en 1485 y la mención de la ciudad en la obra «Don Quijote de la Mancha» de Miguel de Cervantes, con la ínsula Barataria ubicada en Alcalá de Ebro, añaden capas de historia y misterio a esta ciudad aragonesa.

La literatura también tiene un lugar en las leyendas de Zaragoza. La novela «Manuscrito encontrado en Zaragoza» de Jan Potocki, publicada entre 1804 y 1805, se ambienta en la ciudad y es una referencia en el género gótico, influenciando a autores como Edgar Allan Poe y Lovecraft, y adaptada al cine por Wojciech J. Has en 1965.