Gerona, una ciudad encantadora en el noreste de España, guarda un tesoro único que atrae a los curiosos y amantes de la historia: la Plaça dels Raïms, considerada la plaza más pequeña de Europa. Ubicada en el antiguo barrio de la ciudad, esta diminuta plaza tiene una superficie de apenas 24 metros cuadrados y está rodeada por cinco imponentes edificios de unos 20 metros de altura.

Acceder a la Plaça dels Raïms no es tarea sencilla; los visitantes deben atravesar la plaza de les Voltes d’en Rosés y un estrecho callejón de un metro de ancho. La intimidad de este espacio se ve resaltada por la necesidad de explorarlo en grupos muy reducidos o, como máximo, dos personas juntas, dada su limitada capacidad.

A pesar de su tamaño, la historia de la plaza es grande. Con más de 800 años de antigüedad, su nombre actual se relaciona con el comercio de uvas que se celebraba en este rincón desde el siglo XII. Antes de adoptar este nombre, la plaza era conocida como ‘Plaça de la Palla’ (Plaza de la Paja), indicando posiblemente la venta de este material en sus 24 metros cuadrados durante el siglo XIII.

La Plaça dels Raïms cobra vida cada primavera durante el festival ‘Girona, temps de flors’ que embellece la ciudad con instalaciones artísticas de flores. A pesar de su tamaño modesto, la plaza se convierte en parte integral del evento, como se demostró en 2015 con una exhibición de flotadores y plantas que representaban las uvas que solían venderse en este lugar en la antigüedad.

Para llegar a esta joya escondida en Gerona desde la plaza de Catalunya, los visitantes deben aventurarse por la Rambla de la Llibertat, atravesar la calle de l’Argenteria, y al final de esta calle, girar a la derecha hacia la calle de la Cort Reial. Desde allí, continúan hasta llegar a la plaza de les Voltes d’en Rosés, donde se encuentran con una esquina que conduce a un callejón estrecho, llevándolos finalmente a la plaza más pequeña de Europa.

Gerona no solo sorprende con la Plaça dels Raïms; la ciudad ofrece una rica historia y otras atracciones notables. La majestuosa Catedral, con su escalera barroca y museo que alberga un tapiz románico del siglo XI, es una parada obligada. Los Baños Árabes, inspirados en termas romanas y baños musulmanes, son una joya arquitectónica del siglo XII. Además, el Call, el barrio judío mejor conservado de Europa, transporta a los visitantes a la época medieval.

El pintoresco paisaje de las Casas del Onyar, con sus fachadas vibrantes sobre el río Oñar, y la icónica vista desde el Puente de las Peixateries Velles, diseñado por Gustave Eiffel en 1877, completan la experiencia única que ofrece Gerona.