Que en Zaragoza hay nivel gastronómico, no lo duda nadie a estas alturas. Nuestra ciudad tiene una larga tradición culinaria que se plasma en una amplia y atractiva oferta de restaurantes. A nivel tapeo, Zaragoza no tiene nada que envidiar a otras ciudades. Podemos verlo a diario en bares que se extienden desde el casco histórico a barrios como San José, y en premios como la Mejor Tapa de España conseguida por La Clandestina en Madrid Fusión.

Ahora, Zaragoza opta a llevarse otro premio en el XIX Concurso Nacional de Pinchos y Tapas Ciudad de Valladolid, gracias al buen hacer del Nolas Grass y del equipo liderado por Alex Viñal. Su tapa, Bunny Cake, ya es finalista de este certamen nacional y opta a coronarse entre el 6 y el 8 de noviembre como mejor tapa del país al enfrentarse a otras 45 creaciones gastro en miniatura.

Esta tapa tiene aspecto dulce, pero es salada / HA

Este trampantojo lo ha creado David Lorente, jefe de cocina de Nola Gras y uno de los jóvenes talentos de Viñal. La tapa con la que el Nola se presenta al concurso es el mejor ejemplo de que «no todo es lo que parece».

Y decimos esto porque a primera vista, esta tapa parece un cupcake dulce… pero nada más lejos de la realidad, ya que es un trampantojo compuesto por un escabeche ligero hecho de forma tradicional, con un paté intenso que, junto a su tartaleta, se convierte en un bocado delicioso.

DANDO LA NOTA: UNA TAPA MUSICAL PARA EL XXVIII CONCURSO DE TAPAS DE ZARAGOZA Y PROVINCIA

Esta partitura comestible lleva un relleno mar y tierra / La Tilde Comunicación

Durante la presentación a prensa de la tapa con la que van a concursar en el Nacional de Pinchos y Tapas de Valladolid, Alex Viñal también ha presentado ‘Dando la Nota’, la tapa con la que se presentan al XXVIII Concurso de Tapas de Zaragoza y Provincia, que este año se celebrará del 9 al 19 de noviembre.

Esta tapa, creada por otro joven valor del Nola Gras, Euclides Canaval, segundo de cocina del equipo de Alex Viñal fusiona comida y música, ya que esta propuesta es una partitura comestible. Visualmente, esta tapa es un canutillo crujiente con un pentagrama pintado con tinta de calamar.

Y el relleno, sorprende por la combinación de sus ingredientes mar y montaña; un guiso de mejillón, oreja y un cremoso de piparras, ofreciendo un interesante contraste por su potente sabor. Todo ello va situado encima de un instrumento, haciendo así la forma de una partitura con clave de sol y otras notas musicales.