El jamón serrano, uno de los productos más populares en España, tiene profundas raíces históricas en la conservación de la carne de cerdo mediante la sal. A lo largo de generaciones, su consumo ha perdurado, pero aún plantea preguntas, como si debemos consumir la parte blanca. Para abordar esta cuestión, Aitor Trabanco, un dietista-nutricionista de Asturias, destaca que el jamón es rico en proteínas valiosas y minerales como hierro, calcio y zinc. Sin embargo, algunas partes del jamón contienen altos niveles de sodio y grasas, por lo que es importante consumirlo con moderación.

Respecto a la parte blanca, Trabanco sugiere que la decisión de comerla o no depende de las preferencias personales, ya que esta parte es principalmente grasa, que es fundamental para el sabor característico del jamón y varía según la edad, raza y alimentación del cerdo.

El experto también señala que el jamón serrano es un alimento procesado debido a la sal y posibles aditivos conservantes, pero no necesariamente es perjudicial para la salud, al igual que otros alimentos procesados como el aceite de oliva, las verduras cortadas o el pan integral. Sin embargo, advierte sobre los alimentos «ultraprocesados», como la bollería industrial, que suelen carecer de valor nutricional y pueden ser perjudiciales para la salud.