Este año está marcando un hito en la historia climática, según las proyecciones del servicio Copernicus, que confirman que el 2023 podría ser el año más caluroso registrado hasta ahora. Octubre ha dejado una nueva marca, con una temperatura media de la superficie terrestre de 15,3 grados, 1,7 grados más alta que las habituales en la era preindustrial.

La subdirectora del servicio climático Copernicus, Samantha Burgess, advierte que los primeros diez meses del año han registrado un aumento de 1,43 grados con respecto a la era preindustrial.

Esto plantea la posibilidad de que el 2023 supere «virtualmente» al 2016 como el año más caluroso, generando un sentido de urgencia para una acción climática más ambiciosa, especialmente a las puertas de la COP28 en Dubai.

En la conferencia, los países revisarán el «equilibrio mundial» de la acción climática, con el objetivo de continuar los esfuerzos para limitar el calentamiento a 1,5 grados, como establece el Acuerdo de París. Sin embargo, con el aumento medio de las temperaturas a nivel global ya en 1,2 grados, existe la preocupación de que este límite se supere en la próxima década si la tendencia actual persiste.

Expertos como Friederike Otto, del Imperial College de Londres, señalan que este año ha sido testigo de olas de calor, sequías e inundaciones, subrayando la gravedad de las temperaturas extremas. Además, la temperatura récord de la superficie del mar al comienzo del, con 20,79 grados, destaca el papel del calentamiento de los océanos en otoño el aumento y la intensidad de las precipitaciones en Europa.

Aunque se menciona el fenómeno de calentamiento natural del Pacífico ecuatorial, el servicio Copernicus destaca que su contribución en 2023 es menor en comparación con eventos pasados. Con la crisis climática intensificándose, la COP28 se presenta como un punto crucial para tomar medidas significativas y abordar los desafíos ambientales globales.