En la búsqueda de un equilibrio entre la producción animal y el respeto al medio ambiente han surgido desde hace años los mataderos ecológicos, unos establecimientos que también tienen como prioridad el cuidado del entorno natural y el bienestar animal.

En Huesca únicamente son dos los que han recibido el certificado de ecológico: Aínsa y Sabiñánigo. Un certificado que otorga el Comité Aragonés de Agricultura Ecológica una vez comprobado que cumplen en su mayor parte con el reglamento europeo aprobado en 2018.

Según este reglamento, para que un matadero sea considerado ecológico los animales sacrificados deben nacer y criarse en unidades de producción ecológica. Es decir, en lugares donde se han adoptado métodos diferentes para mantener la fertilidad del suelo y la salud de animales y plantas o se ha limitado el uso de fertilizantes artificiales, entre otros.

El matadero de Sabiñánigo consiguió la certificación de ecológico hace 10 años. Fue a petición de un ganadero de Orós que hizo que el consistorio decidiera optar por esta vía. Ahora, está abierto a todo aquel ganadero de montaña que necesite de este servicio.

«Nosotros atendemos sobre todo al productor local, y este matadero es una forma de dar apoyo a un modelo de ganadería vinculada con la calidad», explica el concejal de medio ambiente, Javier Sadornil.

«El tratamiento que se da a la reses a la hora del sacrificio es igual ya provenga de ecológico o no, siempre intentando que el sufrimiento del animal sea el mínimo posible. La diferencia está en que el ganado ecológico es el primero en ser sacrificado, para evitar que se contamine en el proceso», explica el concejal.

UNA ALIMENTACIÓN ECOLÓGICA

En cuanto a la alimentación de los animales, se promueve un enfoque sostenible y natural. Los piensos utilizados provienen principalmente de la propia explotación agraria asegurando así la calidad y procedencia de los alimentos. La normativa dicta que «al menos un 60 % de la materia seca que componga la ración diaria estará constituida de forrajes bastos, forrajes comunes frescos o desecados, o forrajes ensilados».

Además, también se indica la prohibición del uso de factores de crecimiento o aminoácidos sintéticos, optando en su lugar por una dieta que cubra las necesidades nutricionales de los animales en todas las etapas de su desarrollo, así como la restricción del uso de antibióticos a cuando sea necesario para la salud animal. Además, se garantiza el acceso de los animales a pastos y forrajes naturales, fomentando así un ambiente de alimentación más natural y saludable para su bienestar.

SACRIFICIOS CON EL MENOR SUFRIMIENTO

«Se evitará y reducirá al mínimo el sufrimiento, el dolor y la angustia durante toda la vida de los animales, incluso en el momento del sacrificio«. La normativa europea sobre producción ecológica indica que el sufrimiento de los animales debe reducirse al mínimo al ser sacrificados, incluso sugieren la aplicación de una anestesia o analgesia adecuada para el animal.

Además, la carga y descarga de los animales se efectuarán sin utilizar ningún sistema de estimulación eléctrica ni de otro tipo que cause dolor para forzar a los animales.