En el corazón de la historia arquitectónica y romántica de España se encuentra el Palacio Larrinaga, una edificación que trasciende el tiempo como testigo de un amor inmortal entre Miguel Larrinaga, un naviero vizcaíno, y Asunción Clavero, una aragonesa de Albalate del Arzobispo.

Su historia comienza a finales del siglo XIX, cuando ambos se conocieron en Zaragoza y decidieron unir sus vidas en matrimonio el 23 de octubre de 1897 en Liverpool, donde Larrinaga había sido nombrado director de la naviera que llevaba su apellido.

La vida en Liverpool fue un desafío para Asunción, quien tuvo que adaptarse a una cultura completamente diferente, marcada por nuevos idiomas y costumbres. A pesar de las diferencias y la distancia de su tierra natal, el amor de la pareja solo se fortaleció con los años.

Consciente del sacrificio de su esposa y su añoranza por Zaragoza, Miguel prometió a Asunción un retiro en su amada ciudad, materializando este sueño mediante la construcción de un palacio que sería símbolo de su amor eterno.

El encargo de esta obra monumental fue realizado en 1901 al prestigioso arquitecto Félix Navarro. La construcción del Palacio Larrinaga demandó más de 17 años y cada detalle arquitectónico, desde los caballitos de mar hasta las anclas, rememora el origen marítimo de la familia Larrinaga. Originalmente destinado a ser «Villa Asunción», el palacio refleja la pasión y el compromiso de Miguel hacia su esposa.

Con una superficie de 676 m² y una altura de 14 m, el Palacio Larrinaga destaca por su imponente presencia y la riqueza de sus elementos decorativos que combinan estilos platerescos, barrocos y rococós. Hoy en día, este edificio es accesible al público, permitiendo a los visitantes admirar la grandeza de una época pasada y la historia de amor que inspiró su creación.

Sin embargo, el destino tenía otros planes para la pareja. Asunción Clavero falleció a los 65 años debido a una trombosis pulmonar, dejando el palacio como un monumento a un sueño no realizado. Miguel Larrinaga, desconsolado por la pérdida, decidió que nunca habitaría el palacio sin su amada Asunción. Tras su muerte, el palacio fue vendido, y ambos descansan juntos en el cementerio de Liverpool, unidos eternamente más allá de la muerte.

En la actualidad, el Palacio Larrinaga es propiedad de Ibercaja, que ha llevado a cabo una cuidadosa restauración para preservar su esplendor original. Este palacio no solo es un símbolo del amor entre Miguel y Asunción sino también un importante patrimonio cultural de Zaragoza, ofreciendo a las futuras generaciones la oportunidad de explorar una historia de amor que desafió las barreras del tiempo y el espacio.