Tras ocho siglos de dominio musulmán en la Península Ibérica, la influencia árabe persiste en la cultura española, revela una investigación de My Heritage. Al-Andalus, como se conoció durante ese periodo, dejó su marca en la arquitectura y la música y también en los apellidos de millones de españoles.

Durante la época árabe, los apellidos adquirieron un papel crucial al diferenciar a las personas por su pertenencia a una familia y a un lugar.

Muchos de los apellidos comunes en España tienen raíces «moriscas«, pertenecientes a musulmanes españoles enfrentados a la elección entre abandonar sus creencias o exiliarse. La persistencia de aquellos que optaron por quedarse ha sido suficiente para perpetuar su linaje.

El apellido más frecuente en España, García, con 1.449.647 personas, tiene un origen árabe. Lo mismo sucede con Martínez, apellidado por 828.051 personas, y Pérez, el tercer apellido más común, ostentado por más de 770.000 personas. Estos apellidos son un recordatorio palpable de la interconexión entre historia y cultura que ha perdurado a lo largo del tiempo.

La influencia árabe también se extiende al lenguaje, con palabras como almohada, ajedrez, cifra, ojalá, guitarra, albahaca, acequia, alcázar, alcalde y zanahoria, entre otras, que forman parte del vocabulario cotidiano español.

Esta rica herencia cultural se manifiesta no solo en los apellidos, sino también en las palabras que se utilizan diariamente, revelando una conexión profunda entre el pasado y el presente de España.