Decía un artículo de Javier Lainez en HOY ARAGÓN que nadie duda de de la capacidad de Emilio Larraz. Siento decir que no es verdad. Llevan años dudando de su capacidad. De lo contrario ya hubiera entrenado al primer equipo hace años, cuando casi asciende al Zaragoza B a segunda división.

¿Qué entrenador conoce mejor la casa y el club? ¿Qué entrenador se va a entregar más al Real Zaragoza que alguien que lleva 13 años en la casa? ¿Le falta experiencia? Tiene 56 años y empezó a entrenar con 15.

Tuvimos un entrenador del Sevilla que antes del primer equipo solo había entrenado al filial, Manolo Jimenez. Le dimos una oportunidad a un servio que venía de ligas menores, Japón, Austria y Serbia, Ranko Popovic. Le dimos otra oportunidad a un entrenador que nunca había entrenado en segunda división, Imanol Idiakez. Y también le dimos una oportunidad a un paisano que fue 3 veces despedido en 2ª división, Raúl Agné.

Pero ninguna oportunidad a la gente de la casa ¿Te suena? Traemos directores de fuera pero no promocionamos a los de dentro. Luego ese director falla porque no conoce la cultura, la casa, las relaciones internas y nos sorprendemos.

Valoramos mucho el «know how» externo y muy poco el interno. Valoramos mucho el brilli brilli de otras empresas y muy poco, o nada, lo que tenemos dentro, el compromiso y el sacrificio por la compañía. Excusas hay muchas, como en el Zaragoza, pero seamos sinceros: ¿Qué resultados han conseguido esos entrenadores? Mediocres, todos despedidos.

Porque la cultura interna y la situación es complicada, y eso nadie lo entiende mejor que los que llevan tiempo en la casa. Salvo excepciones, todos los años terminamos lejos del ascenso, somos una trituradora de entrenadores ¿Y nadie le da por pensar que no es cuestión de los entrenadores? Lo fácil es traer gente de fuera y, cuando no funcionan, pensar que el siguiente lo hará mejor.

Como en las empresas: promociona internamente, forma, y céntrate en crear una gran cultura. Probablemente, con alguien de la casa el resultado no sería mucho mejor, pero el compromiso estaría asegurado y el foco podría ponerse en el sitio que debería estar, la pésima cultura interna.

El que viene de fuera tiene mucho conocimiento, pero no sabe nada de la empresa. Es fácil conseguir resultados en empresas con recursos y una dinámica creciente. Contratamos a los profesionales por esos resultados y luego nos sorprende cuando no los replican en una empresa de menos recursos y con peor dinámica. ¿No deberíamos dejar de mirar el árbol para ver el bosque?

Emilio se ha ganado una oportunidad que nadie le ha dado, y las empresas siguen apostando más por el talento externo porque les deslumbran los resultados. El talento no se contrata por los resultados sino por competencias, los resultados no dependen de uno mismo, las competencias sí.

*Artículo escrito por Ignacio Salvador