Nuestros mayores que están ya jubilados o a punto de jubilarse se han ganado con gran esfuerzo y muchos años de trabajo una buena calidad de vida en la última etapa de su trayectoria. El sistema español de la seguridad social les ha garantizado hasta ahora unas pensiones suficientes como para vivir con cierta holgura y comodidad una vez abandonan el mundo laboral.  

La pensión media en España es de 1.260 euros mensuales, de forma que en promedio cada jubilado recibe como pensión pública en torno al 80% de su último salario (esto es lo que se conoce como “tasa de sustitución”). Lamentablemente, este sistema tiene en España los días contados.  

El progresivo descenso de la natalidad, el aumento de la esperanza de vida y el elevado paro estructural que sufre nuestro país nos “condenan” a acercarnos cada vez más a la tasa de sustitución media de los países europeos, situada en el 45%. Es decir, más pronto que tarde, las pensiones públicas en España sufrirán un recorte del 30%.  

Este ajuste es inevitable; los números marcan con claridad la insostenibilidad del actual sistema. Si a comienzos de siglo disponíamos en nuestro país de 3 trabajadores cotizando a la seguridad social por cada pensionista, actualmente solo contamos con 1,9 trabajadores por pensionista, tendiendo a una relación 1 a 1 en el año 2050; así, las cotizaciones son insuficientes, el fondo de reserva se ha agotado y año tras año la deuda de la seguridad social se va incrementando (siendo ya superior a los 100.000 millones de euros). 

Los expertos nos están avisando desde hace tiempo de la necesidad de una profunda reforma que garantice la sostenibilidad del sistema a costa de una rebaja considerable en la cuantía de la prestación pública por jubilación. 

Esto nos lleva a plantearnos una pregunta: ¿seremos, en el futuro cercano, capaces de mantener una buena calidad de vida durante la jubilación contando únicamente con la pensión pública? La respuesta es evidente: no. 

Aquí una vez más hemos de mirar a nuestros socios europeos. En países como Alemania, Dinamarca, Países Bajos, etc. está totalmente aceptada la necesidad de complementar la pensión pública con un ahorro privado. Con tasas de sustitución del 45% no hay otra forma de mantener un buen nivel de vida una vez se abandona el mercado laboral. 

En España debemos asumir esta realidad: es necesario ahorrar para nuestra jubilación.  

Entonces, ¿cuándo debo comenzar a ahorrar? ¿Cuánto debo ahorrar? ¿He de contratar un plan de pensiones, un plan de ahorro o un seguro de ahorro? 

La respuesta a todas estas preguntas depende de múltiples factores y nos indica la necesidad de contar con un asesoramiento profesional a la hora de planificar el ahorro para nuestra jubilación. Además, este ahorro a largo plazo debe ser compatible con el ahorro destinado a otros objetivos personales que no deben pasarse por alto: comprar una casa, pagar los estudios de los hijos, disponer de un buen colchón de seguridad para imprevistos, etc.  

De esta manera, la mejor forma de garantizarse una buena calidad de vida en la jubilación y no dejar de lado otros objetivos vitales es contar con una adecuada planificación de ahorro e inversión a corto, medio y largo plazo; planificación que debemos confiar a los profesionales financieros, de la misma forma que dejamos nuestra salud en manos de los profesionales de la medicina.  

Asumámoslo, debemos ahorrar para nuestra jubilación porque la pensión pública no será suficiente para garantizarnos una buena calidad de vida.