Apenas una semana después de que conociésemos el desagradable incidente en el Hospital Universitario Miguel Servet, en el que un interno destrozaba el tabique de una habitación cinco minutos después de haber ingresado, HOY ARAGÓN conocía otro suceso en la cárcel de Zuera.

«Un interno en aislamiento trató de agredir a varios funcionarios», explicaban las fuentes consultadas. Tras el intento de agresión, el preso fue conducido a una celda de aislamiento donde continuó generando problemas.

En un momento dado arremetió contra el mobiliario de su celda de aislamiento «de una manera salvaje». «Directamente destrozó todo lo que encontró a mano provocando a los funcionarios e intentando salir de la celda», relatan estas fuentes a HOY ARAGÓN.

«De hecho, arrancó cama del suelo y le daba golpes a la puerta al estilo ariete con intenciones y con mucha fuerza», añaden. La falta de medios adecuados para la defensa en ese momento y la virulencia del preso hicieron que no se produjese una entrada en la celda de manera directa para reducir al recluso.

«NOSOTROS NO TENEMOS TASER»

En el caso del preso violento en el Miguel Servet, agentes que custodiaban las habitaciones en la décima planta, módulo de reclusos, intervinieron utilizando una pistola Taser y amedrentando al preso que depuso su aptitud sin necesidad de usarla.

Fuentes sindicales de funcionarios de prisiones insisten en que no tienen rango de agentes de la autoridad ni tampoco medios como por ejemplo una pistola Taser para poder reducir a un preso violento sin necesidad de enfrentarse físicamente a él.