Matera es una de las ciudades más hermosas y peculiares de Italia. Capital de la provincia homónima, y primera ciudad de la región de Basilicata, Matera es una ciudad que parece extraída de series y películas como «Juego de Tronos» o «El Señor de los Anillos» ya que buena parte del casco histórico está excavado en la roca.

Cuando te presentas por primera vez allí, circulando por la Matera moderna, poco te hace intuir lo que te vas a encontrar. Sobre todo, porque en el entorno de la ciudad no hay ni rastro de cañones y barrancos calcáreos, y la parte moderna de la ciudad no difiere demasiado de otras ciudades del sur de Italia. Pero todo cambia cuando llegas a la Piazza Vittorio. Allí, desde el mirador de Luigi Guerricchio, te quedas sin habla, por mucho que hayas leído o hayas visto fotos de esta localidad italiana.

Desde este mirador, la ciudad vieja se descubre esplendorosa y misteriosa mediante un conglomerado de construcciones que se apiñan entre escaleras y callejas retorcidas. Construcciones que albergan viviendas excavadas en la roca y que se superponen y conforman una laberíntica ciudad que te espera para ser descubierta.

Matera
Matera ha sido escenario de varias películas por su conservación y su ambiente medieval / HA

Ese asombro por ver Matera no siempre fue así. Hasta finales del siglo pasado, 15.000 personas vivían en unas 3.300 grutas de esta ciudad troglodita, anclados en el pasado y sin luz ni agua corriente, heredando una forma de vida desarrollada desde la Prehistoria. La piedra donde se construyó la ciudad era blanda y fácil de excavar, por lo que los habitantes de esta peculiar ciudad excavaron un tipo de vivienda que reunía todo en la misma estancia: desde el comedor a los dormitorios, pasando por las cuadras de los animales e incluso los almacenes de grano. Campesinos, cerdos y gallinas convivía en en el mismo espacio. Esa situación la describió con horror el artista Carlo Levi durante su destierro a esta zona de Italia a causa de sus actividades antifascitas a mediados de los años 30 del siglo XX.

En el siglo pasado, la situación era tal que la ciudad llegó conocida como la «vergüenza de Italia«, o «vergogna nazionale«, por la extrema miseria y por las condiciones de insalubridad que se respiraba en este enclave del sur del país. Incluso en los años 50 del siglo pasado se aprobaron leyes para obligar a sus habitantes a abandonar sus casas y trasladarlos a edificios de la ciudad nueva.

Hoy, todo eso es un sueño del pasado. Desde que en 1993 la Unesco la nombró Patrimonio de la Humanidad, la ciudad comenzó una nueva etapa que la ha llevado hasta la actualidad. Entonces, comenzó a recibir subvenciones y turistas, hasta convertirla en destino preferente para las decenas de miles de visitantes que la ciudad recibe cada año.

En el camino, hubo otro hito que la ayudó a transformarse: la Capitalidad Europea de la Cultura en 2019, un evento internacional que la puso en el mapa y que la llenó de arte y de actividades culturales. Junto a la capitalidad, hubo otro elemento que ayudó a la transformación y al lavado de cara de la ciudad: el rodaje de películas, como La pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson, Ben Hur de Timur Bekmambetov, o la película de James Bond, Sin tiempo para morir, que arranca en varias localizaciones del casco histórico de Matera.

Sin duda, el principal atractivo de la ciudad son las casas construidas en las rocas de los Sassi (rocas), donde vivían los materanos. Estas casas excavadas en las rocas están perfectamente adaptadas al terreno, y hunden sus raíces en la Prehistoria De hecho, la ciudad está poblada desde hace 9.000 años. Desde que la mayor parte de los habitantes salieron de las cuevas en los años 50, muchas de esas viviendas se fueron restaurando, y en la actualidad muchas acogen hoteles, restaurantes y bed & breakfast. Y pasear por las laberínticas calles de la zona vieja no tiene nada que ver con lo vivido allí hace unas décadas.

El casco histórico de esta ciudad está dividida en dos barrios, donde vivían campesinos, pastores y artesanos: por un lado, el sassi, Barisano y el sassi Caveoso. El Piano, en la parte alta, es donde se construyeron iglesias y palacios, y donde vivían las clases más pudientes en el siglo XVII.

El casco histórico de Matera es laberíntico / Alessandro Russo

Para visitar la zona vieja, lo mejor es dejarse llevar y perderse por ese mar de callejuelas que conforman la ciudad y que te obligarán a subir y bajar, mientras te encuentras con patios rodeados de cuevas. En medio de los Sassi hay una roca que acoge dos iglesias monumentales excavadas en la piedra y que se comunican entre sí, la de Santa María de Idris y la de San Giovanni in Monterrone. Tampoco hay que perderse la iglesia de Santa Lucia alle Malve, fundada por monjas benedictinas en el siglo VIII, o la de San Pietro Barisano, la mayor iglesia rupestre de Matera.

El Duomo de Matera, la catedral de Santa Maria della Bruna e di Sant’Eustachio, está omnipresente en la zona vieja de la ciudad. Por estar en lo más alto, y protagonizar las vistas más impresionantes, y porque las calles laberínticas del casco histórico están llenas de carteles que indican su ubicación. La catedral fue construida en 1270.. Desde fuera, es sobria e imponente, con un campanario de 52 metros y un gran rosetón románico en su fachada. En su interior, barroco, nos esperan frescos y algún elemento bizantino que muestra la estrecha unión de esta zona de Italia entre Oriente y Occidente. Y la plaza en la que se levanta hay un mirador que permite disfrutar del Sasso Barisano

En la ciudad tampoco hay que perderse la iglesia del Purgatorio, con unas calaveras que nos recuerdan que la muerte nos iguala a todos, o el Museo Nacional de Arte Medieval y Moderno de Basilicata, un museo situado en un edificio del siglo XVII, el Palazzo Lanfranchi, y el Palombario, unas cisternas que recogían el agua de lluvia construidas en el siglo XVII y que se conserva en la Piazza Vittorio.

Fuera de la ciudad, entre Matera y Montescaglioso, nos encontramos con el Parque Arqueológico Histórico Natural de la Murgia y de las Iglesias Rupestres del Materano. A lo largo de 8.000 hectáreas, la hay cañones y precipicios entre los que hay cuevas habitadas por los seres humanos desde el Paleolítico, como la Grotta dei Pipistrelli (Gruta de los Murciélagos). También hay 150 repartidas iglesias rupestres, entre las que destaca la Cripta del Pecado Original, una cripta que es conocida como La Capilla Sixtina del arte rupestre por sus frescos.