Desde Zaragoza hasta los pueblos más recónditos, cada rincón vibra con fervor y emoción durante estos días. Nos adentramos en la esencia de la Semana Santa aragonesa, donde la pasión, la devoción y la gastronomía se entrelazan en un espectáculo inolvidable.

ZARAGOZA

La capital aragonesa se viste de gala durante la Semana Santa, y sus calles se llenan de procesiones, música y fervor. La procesión del Santo Entierro, en la noche del Viernes Santo, es un espectáculo conmovedor, donde los tambores y bombos resuenan en perfecta armonía, creando una atmósfera única que cautiva a miles de espectadores. Desde la plaza de Justicia hasta la Iglesia de San Cayetano, cada paso está impregnado de solemnidad y emoción.

RUTA DEL TAMBOR Y EL BOMBO

En los pintorescos pueblos del Bajo Aragón, la tradición cobra vida con el sonido de los tambores y bombos durante la famosa Rompida de la Hora. En Albalate del Arzobispo, Alcorisa, Andorra y otras localidades, cientos de tamborileros se unen para crear un ambiente sobrecogedor que transporta a los espectadores a otra época. Es una experiencia que deja una huella imborrable en quienes la viven.

AYERBE Y HUESCA

En Ayerbe, la Enclavación es uno de los momentos más esperados, donde la recreación de la crucifixión de Cristo conmueve a los asistentes. En Huesca, la Pasión de Cristo cobra vida en el Teatro Salesiano, con más de 150 actores que representan los pasajes más destacados de la vida de Jesús. Cada representación es un tributo a la devoción y el arte escénico, que deja al público sin aliento.

CALATAYUD Y TERUEL

En Calatayud, la procesión del Santo Entierro es una de las más antiguas de España, congregando a miles de fieles y turistas que admiran los impresionantes pasos procesionales. En Teruel, el pueblo de Calanda se convierte en el epicentro del sonido eterno de los tambores, donde durante 26 horas ininterrumpidas, el ritmo marcado por los tamborileros resuena en cada rincón, creando una experiencia única e inolvidable.

LA GASTRONOMÍA EN SEMANA SANTA

La Semana Santa en Aragón también es sinónimo de exquisita gastronomía. Desde la bendición de los ramos de olivo y palmas hasta la tradicional Cena del Huevo en Bureta, cada momento está acompañado de platos y dulces típicos que deleitan el paladar y alimentan el espíritu. La Rosca de Pascua, los crespillos y las torrijas son solo algunos de los manjares que forman parte de esta festividad tan especial.

La Semana Santa en Aragón es mucho más que una celebración religiosa; es un viaje a través de las tradiciones, la emoción y los sabores que hacen de esta época del año un momento inolvidable para quienes tienen el privilegio de vivirla en esta tierra llena de historia y pasión.