Esta temporada de nieve de lo que menos se habla es, precisamente, de nieve. El Pirineo y las montañas de la cuenca del Ebro están experimentando una escasez de nieve sin precedentes, un fenómeno que se ha acentuado en la última semana de febrero según informes de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

El pico de la campaña de nieve, que apenas superó los 600 hectómetros cúbicos, ha comenzado su declive, evidenciando un cambio drástico en los patrones de precipitación de la zona pirenaica.

Y sin nieve, no hay estaciones de esquí y por tanto el modus vivendi de gran parte de los valles del Pirineo durante los meses invernales. Las imágenes hablan por sí solas: Candanchú o Formigal con zonas ‘calvas’ o incluso verdes donde hace años había un manto blanco impoluto con miles de esquiadores.

EL PIRINEO, SIN NIEVE Y MENOS ESQUIADORES

Históricamente, el Pirineo acumulaba nieve hasta bien entrado marzo o abril, pero en la actualidad, el pico de acumulación se adelanta a finales de enero o comienzos de febrero. Y en este año 2024, por el momento, no parece que esté llegando.

Este cambio se acompaña de temperaturas inusualmente altas para la época, incluso en altitudes superiores a los 2.000 metros, donde los termómetros registran valores más propios de la primavera. Por ejemplo, este domingo 4 de febrero hay una temperatura media de 17 grados Gavarnie, en el pirineo francés a 1.400 metros de altura.

La estación meteorológica de montaña de Góriz, situada a 2.200 metros de altitud en el Parque Nacional de Ordesa, es otro claro ejemplo de esta tendencia. Con temperaturas máximas que alcanzaron los 16º en enero, un récord absoluto para la serie histórica de la Agencia Española de Meteorología (Aemet). Las mínimas no bajaron de los 9 grados a más de 2.000 metros de altitud.

Este invierno excepcionalmente seco y cálido está propiciando una rápida fusión de la nieve, con la piedra y la hierba asomando en lugares donde antes había espesores de nieve más que significativos.

LA INVERSIÓN TÉRMICA: 2ºC EN JACA, 15ºC EN CANDANCHÚ

De hecho, durante los últimos años cada vez es una tendencia más notable el fenómeno de inversión térmica, que hace necesario descender a los fondos de los valles para encontrar temperaturas bajo cero.

Ante este panorama, las estaciones de esquí, como Candanchú, enfrentan desafíos sin precedentes, recibiendo cancelaciones debido a la falta de nieve. Para mantener las pistas abiertas, han recurrido a redistribuir la nieve almacenada en neveros, logrando mantener 13 kilómetros de pistas esquiables.

Las estaciones de esquí del Pirineo están operando a una fracción de su capacidad total, con Candanchú y Astún ofreciendo 35 kilómetros de pistas, Formigal-Panticosa 46 kilómetros, y Cerler 27 kilómetros. En el caso del esquí de fondo, la estación de Llanos del Hospital en Benasque se mantiene como la única opción disponible.