Desde hace algo más de un año, Zaragoza dispone de un nuevo puerto seco para seguir siendo competitiva y capaz de crecer en un polo logístico que no tiene techo. En esta línea, a principios de 2023, JCV Shipping consiguió la habilitación de recinto aduanero.

La transitaria, que lleva casi 30 años ayudando a otras empresas en el transporte marítimo de mercancías desde la capital aragonesa, se encuentra a la vanguardia del sector. HOY ARAGÓN habla sobre exportación, retos de futuro y mucho más con Óscar Calvo, director general de JCV.

PREGUNTA: Hace poco más de un año se habilitó a JCV como recinto aduanero. ¿Qué balance hace desde que su empresa funciona como puerto seco?

Hay una parte positiva, que es todo lo relacionado con los servicios que nos permite ofrecer nuestra terminal. Esto hace que clientes que quieran despachar como aduanas desde Zaragoza lo puedan hacer.

¿Y la parte negativa?

Tiene que ver con los servicios paraduaneros. Nos encontramos con serios problemas para disponer de estos servicios adicionales. Cuesta que sean de calidad y mantenidos en el tiempo. Dependen de organismos estatales, como el Ministerio de Agricultura o el de Sanidad, según el tipo de mercancía. Sucede que a veces es personal que está de baja o dicen que no se pueden desplazar al recinto aduanero.

¿Cómo afecta este servicio precario no solo a JCV, sino también a Aragón?

Aragón se pierde liquidar los impuestos del tránsito de esas mercancías por Zaragoza debido a esa falta de personal. Además hay determinados contenedores que, según el destino al que se dirijan, tienen que triangular el itinerario para poder se expedidos a donde corresponda.

Siguiendo con Aragón, ¿qué papel juega la Comunidad en el mapa de España en cuanto a exportaciones?

Los datos macro son buenos tanto si hablamos de valor de mercancía exportada como de volumen. Pero si vamos más al detalle, no lo son tanto. Por un lado, porque somos muy dependientes del sector del automóvil, que se lleva un tercio de las exportaciones.

Por otro lado, el 80% de las operaciones se dirigen a mercados europeos como Italia, Francia o Reino Unido, cuando éstos están estancados a nivel de demanda. Son más seguros pero se está dejando de exportar a países del continente asiático, por ejemplo, que tienen más trayectoria y crecimiento económico.

¿Por qué esta tendencia?

Porque las empresas exportadoras, en un contexto de incertidumbre tanto por la situación geopolítica como por la logística, buscan destinos refugio que les den más garantías. Por varios motivos, entre ellos algunos recientes como la crisis del mar Rojo o la del Canal de Suez, llevamos cuatro años con un escenario complicado e inestable. Al final, es más fácil exportar a Francia que a Tailandia.

En este contexto de inestabilidad, ¿de qué manera puede ayudar JCV a sus clientes?

Desde hace varios años, en nuestros servicios se incluye una plataforma de trazabilidad que permite al cliente ver en tiempo real dónde está su mercancía. Antes solo se recibían avisos de retrasos, sin mayor explicación, y ahora eso es impensable.

Fue, sobre todo, a raíz de la pandemia cuando el servicio se catapultó. Se ha demostrado que optimiza procesos, ahorra el tiempo de antiguos cruces de correos electrónicos y evita las limitaciones que suponen los distintos husos horarios. Además, al contar con departamento de IT propio podemos adaptar la plataforma a las necesidades de cada cliente.

Entre los servicios más nuevos incorporados está el de asesoría. ¿En qué consiste este ‘Don´t worry, ship happy!’?

El del transporte marítimo es un sector que sufre muchos cambios en poco tiempo. Además, a las navieras les ha costado ponerse las pilas en el ámbito tecnológico. También hay movimientos a nivel de intereses, acuerdos… Estar al día y tener la información reciente es lo que hace que puedas mantener actualizados a los clientes.

Por ejemplo, una semana después de que las navieras decidieran no atravesar el Canal de Suez nosotros ya estábamos informado a los clientes de cuáles eran nuestras recomendaciones sobre cómo tratar la crisis. En JCV Shipping trabajamos muy tocando terreno.

Uno de los últimos hitos ha sido la integración de un informe sobre huella de carbono, en línea con la directiva europea CSRD. ¿En qué consiste esto?

Nuestro espíritu es muy innovador desde siempre. La directiva se lanza este año y es a partir del próximo cuando las empresas de más de 500 empleados tendrán que empezar a declarar sus emisiones. Aunque más del 90% de nuestros clientes son pymes, ya estamos viendo en foros donde participan grandes compañías que todo esto de la medición de la huella de carbono es uno de los principales puntos de interés.

Por eso, ahora nuestros clientes reciben de forma automática un informe detallado sobre la huella de carbono que dejan sus operaciones. Nuestra herramienta, además, disecciona entre tipos de vehículos que se han empleado en cada tramo para que la información sea lo más exhaustiva posible.

¿En qué mejora se encuentra inmersa ahora JCV Shipping?

Estamos automatizando nuestro puerto seco. La idea es que a finales de abril no se necesite personal físico atendiendo la recepción de contenedores. Actualmente, cuando llega mercancía, hay que parar, acercarse a la ventallina, generar un registro de entrada manual… Y lo mismo con las retiradas. A partir de ahora trabajaremos con un sistema de preavisos: el transportista avisa antes de llegar, nosotros ya habremos asignado un espacio para el contenedor y, cuando llegue, se leerá la matrícula y el contenedor de forma automática.

De esta forma, ganamos en eficiencia y optimizamos puestos de trabajo de forma que esos empleados que ahora están en los accesos se puedan encargar de otras funciones que requieren más valor.

En este caso automatización de procesos y creación de empleo van de la mano. ¿Cómo se consigue esto?

Cuando lanzamos la plataforma de trazabilidad aumentamos la plantilla en un 50%. Desde entonces, hay sistemas que pasan cada dos horas por las webs de las navieras para hacer el seguimiento de todos nuestros contenedores y, si hay alguna incidencia, las personas la gestionan para intentar solucionarla. Es algo que antes de la digitalización no existía y que ha permitido dar un servicio diferencial.

En definitiva, se genera trabajo de valor añadido y en JCV queremos que nuestros empleados aporten algo más que introducir datos en un ordenador. Por eso tenemos departamento propio de IT. No por ahorrar costes laborales, sino para ser capaces de detectar nuevas tendencias y disponer de información que, después, pueda generar valor a nuestros clientes.