Un nuevo episodio se suma al drama que rodea a Luis Rubiales. Ángeles Béjar, madre del presidente destituido de la Real Federación Española de Fútbol, ha optado por encerrarse en la iglesia de la Divina Pastora en Motril y ha iniciado una huelga de hambre. Su propósito es claro: demandar una solución a lo que describe como una «cacería inhumana y sangrienta» dirigida hacia su hijo, injustamente a su parecer.

El encierro, que tiene lugar en el barrio de Capuchinos de Motril, no tiene una duración definida y se mantendrá las 24 horas del día. La madre de Rubiales expresó a EFE su determinación de permanecer en la iglesia hasta que se haga justicia para su hijo, quien el sábado fue suspendido de sus funciones por la FIFA a raíz de la controversia generada por un beso en la boca a la jugadora de fútbol Jenni Hermoso.

Una vez que el párroco abandonó la iglesia, la mujer se quedó en el interior del recinto acompañada de su hermana. Con respecto a la situación, Ángeles Béjar instó a Jenni Hermoso a «decir la verdad» y mantener la versión inicial de los acontecimientos. En su opinión, no existe un caso de «abuso sexual» dado que ambas partes dieron su consentimiento, como se refleja en las imágenes. Se cuestiona por qué se está llevando a cabo una persecución hacia su hijo y qué intereses están detrás de esta historia, ya que asegura que su hijo es incapaz de causar daño a alguien.

La madre solicita comprensión a nivel general, pues considera que esta situación podría afectar a cualquier individuo. Su presencia en la iglesia y la huelga de hambre son señales de su firme determinación de abogar por la reputación y el bienestar de su hijo en medio de un escenario complicado y polémico.