El grupo papelero aragonés Saica se ha convertido en las últimas décadas en un portento industrial con influencia en varios países y con más de 10.000 trabajadores. Sus cifras son el reflejo de la contundencia de la primera multinacional de capital 100% aragonés. Con una capacidad de producción anual de 3,3 millones de toneladas maneja una facturación de 5.427 millones de euros a cierre del año 2022. Es, sin duda, la auténtica líder de su sector y con un empuje del PIB aragonés como pocas empresas que con 80 años de vida asume el futuro con la tercera generación a los mandos. Por volumen de facturación puede estar entre las 30 mayores empresas de España. Ante esto, esto el gran relevo que dará la compañía en 2024 tras el adiós de su todavía presidente Ramón Alejandro.

El futuro de la compañía pasará por Susana Alejandro, una directiva comprometida con la compañía familiar, con arraigo en la esencia de Saica y con una perspectiva global ante los grandes retos que tiene la multinacional aragonesa. Así lo detalla Susana Alejandro en HOY ARAGÓN, en su primera entrevista dada a un medio de comunicación tras el anuncio de su presidencia.

Saica nació un 4 de febrero de 1943 por iniciativa de las familias Balet, Aragüés y Rived cuando Europa estaba en una encrucijada sobre su propia existencia en plena II Guerra Mundial. Comenzó como negocio textil pero en seguida la incipiente compañía derivó el negocio al papel de estaza, cuya resistencia le hace idóneo para productos de comercio y bolsas. Con el tiempo, acabó centrándose en el papel. En 1979 se lanzó a su primera aventura internacional en México. Desde entonces el salto ha sido vertiginoso. Su crecimiento desde su sede central en el Burgo de Ebro ha sido orgánico, meditado y siempre con la prudencia de quien medita los riesgos.

Las últimas adquisiciones así lo avalan: como la compra del grupo francés Emin Leydier, la adquisición de una participación minoritaria en varias plantas en Italia o la compra de una planta de papel recuperado en Polonia que podría servirle para suministrar material a una futura fábrica en la zona. Entre los retos mayúsculos que tiene Susana Alejandro está, sin duda, mantener la unidad familiar de una empresa con casi 90 accionistas con vínculos entre varias familias. El protocolo para anticiparse a las eventualidades con todos los detalles, desde el reparto de dividendos hasta la venta de acciones o la incorporación de allegados a la plantilla, será clave en el futuro de la tercera generación.

Pero, sin duda, las complejidades del mundo en su contexto geopolítico será otro reto para los próximos años de Susana Alejandro. La crisis energética y el futuro de la descarbonización está en su agenda. No será fácil que todas las máquinas de papel y sus fábricas en los países donde están puedan tener un coste de la energía competitivo, ya que la fabricación de papel es una industria intensiva en el consumo de energía y una industria decisiva para las cadenas de suministro y la competitividad de Europa.

De lo que no se espera, según insiste Susana Alejandro y los directivos de la compañía, es una posible salida a bolsa de Saica o la apertura a la compra de un paquete accionarial importante por parte de un fondo de inversión. Quizá no a corto, pero con el volumen de negocio y el atractivo empresarial que tiene Saica no es descartable que esta opción se valore en un futuro con la tercera generación a los mandos.