En la última semana, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, emitió una advertencia preocupante: aunque el Covid-19 ya no es una emergencia sanitaria mundial, sigue representando una amenaza para la salud global.

Durante su discurso inaugural en la reunión de ministros de salud del G20, celebrada en la India, Tedros destacó el crecimiento de los casos en algunos países y resaltó que la variante BA.2.86, que contiene múltiples mutaciones, ha sido categorizada como «variante en vigilancia». Dicha variante parece derivar de BA.2, una subvariante de ómicron que causó brotes significativos a principios de 2022.

No obstante, BA.2.86 presenta 34 cambios en la proteína espiga –la clave que el virus utiliza para ingresar a las células– en comparación con BA.2. Expertos como Jesse Bloom, biólogo de evolución viral en el Centro Oncológico Fred Hutchinson en Seattle (Washington), señalan que esta variante podría haber surgido a raíz de infecciones crónicas de SRAS-CoV-2, ya que se han observado numerosas mutaciones en la espiga en individuos con infecciones prolongadas.

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El linaje BA.2.86, que ya ha aparecido en tres continentes, está generando inquietud entre los investigadores, quienes intentan determinar si esta variante altamente mutada del coronavirus representa una preocupación mundial genuina o si la alarma resultará infundada, como ha sucedido en ocasiones previas.

Se ha observado cierta similitud con el inicio de la propagación de la variante ómicron a fines de 2021, cuando científicos sudafricanos detectaron un linaje peculiar que se expandió rápidamente a nivel global. «Estamos experimentando una especie de déjà vu nuevamente«, apunta Adam Lauring, virólogo y médico de enfermedades infecciosas en la Universidad de Michigan en Ann Arbor, cuyo laboratorio identificó un caso de infección con BA.2.86.

La preocupación radica en las características de BA.2.86. A diferencia de las variantes anteriores, que obtuvieron algunas mutaciones claves para su propagación, esta variante es radicalmente diferente de las versiones generalizadas del virus. Su aparición recuerda a los inicios de variantes pandémicas como ómicron, Alpha y Delta.

Dado que BA.2.86 presenta numerosos cambios en regiones de la proteína espiga donde los potentes anticuerpos bloqueadores de infección se dirigen, es probable que la variante pueda evadir algunos de los anticuerpos generados por infecciones pasadas o dosis de refuerzo de vacunas. Además, la distribución geográfica de BA.2.86 es otro motivo de preocupación.

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Los casos identificados hasta ahora no parecen tener relación entre sí, incluso los tres casos en Dinamarca se encontraron en diferentes áreas del país. Esto sugiere que la variante podría estar ampliamente dispersa, según indica Bloom. «Debe haber tenido una transmisión significativa», agrega. La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido señaló que uno de los casos del país no tenía historial reciente de viajes, lo que sugiere una posible transmisión comunitaria interna.