Aquella vez que Violeta entró en una red de contactos simplemente para hacer amistades y hablar con gente afín se convirtió en el principio de una historia de acoso. «Al principio era una persona encantadora; sabía tratarme y era condescendiente», explica Violeta.

Pero esto no era más que un espejismo, una fachada que tenía creada este acosador que no tardaría en mostrar con esta zaragozana su verdadero rostro. «A los días ya la cosa se complicó y comenzó a pedirme cosas de índole sexual. Al negarme, comenzó a acosarme», recuerda esta víctima.

Y fue un acoso permanente; primero con preguntas banales y luego ya con insultos. «Me llamaba puta, asquerosa, que no valía nada…», se sincera Violeta. Y pasó el umbral y llegó a coger fotografías de ella por internet, de sus redes sociales, que cambiaba y editaba para ponerlas en páginas de contactos».

La vida de esta mujer empezó a cambiar demasiado por este ciber acosador, que le escribía mañana, tarde y noche. «¿Sabes lo que es esperar al sonido del mensaje con la certeza de que es él y el miedo de tenerle ahí de nuevo? Vivía un infierno permanente».

Un infierno, como ella dice, que duró casi 8 meses. «Llegó a crear más de un centenar de perfiles falsos desde los que me escribía. Y iba bloqueando y él buscaba maneras nuevas de llegar a mi», recuerda.

UN ACOSO SIN JUSTICIA

Y años después, cuando tras varias denuncias la Policía Nacional detuvo a este ciberacosador en Sevilla, se celebró el juicio. «Yo no tuve ninguna protección como víctima; lo tuve que ver delante de mi, mirándome a la cara», se sincera Violeta.

Y peor fue la sentencia para esta zaragozana, que ha dejado de creer, explica, en la justicia. «Dos mil euros y dos años de alejamiento. Eso fue todo lo que dijo el juez tras meses en los que este hombre destrozó mi vida», reconoce Violeta.

Dice que no ha vuelto a saber de él, que ahora tiene cierto reparo a entrar en las redes para conocer a gente, pero que también lo seguirá haciendo. «No puedo quedarme parada por lo que me pasó, a pesar de lo que sufrí», dice con valentía esta zaragoza que fue víctima de un ciberacosador.