Los hechos sucedieron el 5 de febrero de 2022 en la calle Don Jaime I de Zaragoza. Dos hombres, sobre las 2:30 horas de la madrugada, abordaron a una chica que caminaba sola por la calle y, mostrándole lo que podría ser una navaja, le pidieron que le diese todos los objetos de valor que llevase.

El miedo extremo ante la situación y viéndose sola decidió entregarles un teléfono móvil de unos 229 euros, dos tarjetas de bono bus trimestrales de cerca de cinco euros, una tarjeta bus con una recarga de 10 euros, de 30 euros en metálico, y un monedero de la marca Bimba y Lola de 25 euros con 5 euros en su interior.

Se trata de un delito de robo con violencia o intimidación por el que se llegaron a pedir penas de prisión de entre dos a cinco años, como establece el Código Penal. Dice el juez en su sentencia que «no se ha podido llegar al convencimiento, sin ningún género de dudas, de que el acusado fuera el autor de los hechos declarados probados».

El acusado negó que participase en dicho robo o que ayudara a otra persona a cometer el delito. Reconoció que estaba en una discoteca y salió a hablar con la otra persona implicada en el robo pero que no atracaron a ninguna chica.

La única prueba del juicio era el testimonio de una única testigo y víctima, que reconoció «sin lugar a dudas», al acusado. Dice también su testimonio que «el acusado no le hizo nada ni le dirigió la palabra, que estaba ahí cuando la otra persona hizo como que sacaba algo y luego le decía que le diera lo que llevaba».

NO HABÍA PRUEBAS DE QUE ESTUVIERA ALLÍ

Posteriormente no lo reconoció fotográficamente, «sino que le enseñaron una foto de
Instagram de ese chico y dijo que era él,
pero que no estaba segura si decía que era él porque lo recordaba como la persona que iba con el otro atracador o porque lo reconocía de Instagram, pues también dijo que había visto alguna foto de él en Instagram después de estos hechos.»

Ante estas dudas, el juez decidió absolver al acusado, cliente de la abogada penalista zaragozana Marina Ons. Dice el juez que no queda demostrado que fuese él quien la atracó al no acabar de reconocerle ella «sin ningún género de dudas».