A principios del siglo XX, la figura de los almogávares, un grupo de guerreros de la Edad Media provenientes de Cataluña y Aragón, aún resonaba en la memoria de los políticos griegos. Estos guerreros, activos hace seis siglos, jugaron un papel crucial en la historia del Imperio Bizantino, aunque su legado fue a menudo malinterpretado. Fueron llamados por los propios griegos para luchar contra los turcos, en un momento crítico para el Imperio.

La verdad sobre los almogávares, posiblemente ubicada entre las crónicas bizantinas y los relatos de Ramón Muntaner, uno de los líderes almogávares que dejó sus memorias escritas, revela a un ejército sorprendente que llegó a fundar los ducados de Atenas y Neopatria.

LOS ALMOGÁVARES: SU HISTORIA

El interés por los almogávares resurgió en el siglo XVII gracias al historiador Francisco de Moncada. Inicialmente, se les atribuyó un origen visigodo debido a sus vestimentas, similares a las de los pueblos bárbaros germanos. Sin embargo, esta teoría se descartó más tarde, al constatar que no se habían asentado en la cordillera Cantábrica, lugar de refugio de los visigodos tras la invasión musulmana.

En cambio, se cree que los almogávares surgieron de manera más sencilla y lógica, coincidiendo con la fundación del Reino de Aragón en el siglo XI. Eran hombres rudos de las montañas que se dedicaron a proteger las fronteras aragonesas, aprovechando las oportunidades que ofrecía el carácter conquistador del reino cristiano.

Los almogávares se caracterizaban por sus vestimentas adaptadas a la vida montañesa y un estilo de lucha ágil y eficiente. Usaban zamarra de piel, calzones de cuero y abarcas, adaptándose perfectamente a los terrenos difíciles. Vivían del pillaje y el saqueo de localidades fronterizas andalusíes, rechazando cualquier forma de servidumbre.

Con el tiempo, el grupo se diversificó, incluyendo musulmanes de territorios recién conquistados, navarros y valencianos. Su táctica de combate se basaba en ataques sorpresa y aprovechamiento del terreno, utilizando armas ligeras como dardos, lanzas cortas y cuchillos afilados.

LA FIDELIDAD A LA CORONA DE ARAGÓN

Los almogávares jugaron un papel destacado en diversas conquistas, incluida la de Valencia bajo Jaime I y la toma de Sicilia bajo Pedro III. Su fidelidad a la Corona de Aragón fue notable, siempre luchando bajo su bandera y gritando «¡Aragón! ¡Aragón!» y «¡Desperta ferro!» antes de cada batalla.

Su historia culminó con su papel en la defensa del Imperio Bizantino contra los turcos. Antes de su misión más importante, exigieron la promesa de luchar solo bajo la bandera aragonesa, un testimonio de su inquebrantable sentido de pertenencia y orgullo por sus raíces.