El Pirineo aragonés está de enhorabuena a pocos días de terminar la temporada de esquí. La nueva capa de nieve que ha caído justo antes del inicio de las vacaciones de Semana Santa, confirmando las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), ha llevado acumulaciones de hasta 15 cm por encima de los 1.000 metros.

Esta eventualidad climática no solo ha embellecido el paisaje, que destaca por ser la parte más fotografiada y llamativa; sino que también ha afectado la movilidad en varias áreas con cortes de carretera.

Por ejemplo, la ciudad de Jaca amaneció cubierta por una delgada capa de nieve que, a lo largo de la mañana, ha sido reemplazada por lluvia. Canfranc, con su estación internacional, ha retomado su aspecto invernal, mostrando un panorama completamente blanco.

Este cambio brusco en el clima, aunque ha generado complicaciones, ofrece una oportunidad única para disfrutar de los deportes de invierno y el paisaje nevado en plena primavera y cuando la Semana Santa está a la vuelta de la esquina.

La Dirección General de Tráfico (DGT) ha informado sobre la necesidad de utilizar cadenas o neumáticos de invierno en varias carreteras, incluida la N-330 entre Villanúa y Canfranc Estación, y ha prohibido el paso de camiones y vehículos articulados en varios tramos debido a la acumulación de nieve.

Las estaciones de esquí, como Formigal-Panticosa, han experimentado fuertes nevadas, lo que ha llevado a la gestión de advertencias sobre la necesidad de cadenas para acceder a ciertas zonas. Los refugios de montaña han registrado aumentos significativos en los espesores de nieve, transformando el paisaje y proporcionando un marco perfecto para los entusiastas del esquí y el montañismo.

La bajada de temperaturas también ha sido notable, con Astún-La Raca marcando hasta 5 grados bajo cero, una de las temperaturas más frías registradas en el país. El viento ha sido otro factor a considerar, especialmente en Cerler, donde se han registrado rachas de hasta 76 kilómetros por hora.