El fútbol, más allá de ser un deporte, es una comunidad. En él, entrenadores, jugadores y aficionados crean vínculos que trascienden el campo. Aragón ha perdido a uno de esos pilares fundamentales en la figura de Manuel Tena Porta. Con su fallecimiento, se apaga la luz de un hombre que ha dedicado su vida a la pasión por el balompié y la formación de jóvenes talentos.

Desde Sariñena hasta el Robres, pasando por el Peñas Oscenses y el Barbastro, la huella de Tena está presente en muchos campos de Aragón. Pero más que sus logros tácticos o estratégicos, Manuel es recordado por su humanidad, su sinceridad y su humildad. Era de esos entrenadores que entendían que cada jugador es una persona antes que un atleta, y que la comunicación es la clave para un equipo unido.

La vida, en su inexorable e impredecible curso, puso ante Tena un desafío titánico: un tumor cerebral. Sin embargo, incluso en medio de la adversidad, no perdió su espíritu luchador. Las palabras que compartió en sus redes sociales reflejan la fortaleza de carácter de este aragonés: “Nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción”.

Esas palabras son un testimonio de su valentía y resiliencia. Una lección no solo para los jóvenes que entrenó, sino para todos nosotros. Nos recuerda la importancia de valorar la vida, de entender lo trascendental y de vivir con pasión.

Manuel Tena Porta deja un legado que va más allá de las tácticas y las victorias. Deja una lección de vida, de amor por el fútbol y, sobre todo, de humanidad. Aragón, y el mundo del deporte, lloran su pérdida, pero su memoria perdurará en cada campo, en cada vestuario y en cada corazón que tuvo el privilegio de conocerlo.