Fakarava es el segundo atolón más grande de la Polinesia Francesa y también un paraíso natural de gran belleza. Tanto es así que este destino situado al noreste de Tahití, ha recibido el reconocimiento de Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Su biodiversidad es impresionante, gracias a las cálidas aguas que albergan corales fosforescentes deslumbrantes.

Además de los sorprendentes corales fosforescentes, en este atolón se puede bucear entre bancos de peces y agrupaciones de tiburones. En Fakarava habitan más de 20 variedades de tiburones, incluyendo grises de arrecife, tiburones punta negra, cazones engrudo y peces martillo. Esto da una pista de por qué a los aficionados al buceo les encanta este destino.

OTROS TESOROS QUE DESCUBRIR EN TAHITÍ

En Tahití hay otros tesoros por descubrir, además de Fakarava. Uno de ellos es Tikeahu, una playa donde la arena rosa se funde con el mar turquesa. Es uno de esos lugares donde, aunque se quiera desconectar, es imposible no sacar el móvil para hacer millones de fotos y ser la envidia de todos al compartirlas en Instagram.

Otra característica peculiar y quizás menos conocida de las islas de Tahití son sus viñedos, que se pueden encontrar en pequeños islotes. Rangiroa es la capital del vino polinesio. Aunque la tradición vitivinícola de la zona solo se remonta al año 2000, el vino es único porque las uvas provienen de un viñedo situado en medio de una laguna.

Aunque quienes viajan a Tahití lo hacen atraídos por su riqueza natural, las islas también ofrecen atractivos culturales. Para cerrar esta ruta por una parte de la Polinesia francesa, la música y la danza son la pasión de los tahitianos por lo que merece la pena asistir al ‘Heiva I Tahiti’.

Se trata de un evento que se celebra desde finales del siglo XIX, siendo uno de los festivales más antiguos del mundo. Participan más de 3.000 artistas que hacen vibrar a los asistentes con sus cantos y bailes tradicionales.