El proyecto de Harinera como lugar de encuentro cultural y cogestionado por el Colectivo Llámalo H tiene sus días contados. La decisión tomada por el consistorio de Natalia Chueca ha sentado un precedente que terminará con la idea por la que nació este centro cultural, un lugar gestionado a partes iguales entre el Ayuntamiento y un colectivo que basa su política cultural en un modelo asambleario.

El motivo del cambio del sistema llevaba meses gestándose en el Ayuntamiento gobernado por el Partido Popular debido a que estaban radicalmente en contra de un sistema que no dependiera 100% de las decisiones del propio ayuntamiento, además del agujero económico de más de 4 millones de euros que le ha costado a las arcas públicas la gestión de este espacio por la ausencia de aportación dineraria del Colectivo Llámalo H, que en el total de 8 años que ha estado encargado de este espacio nunca pagó ni un euro.

El descontento por esta situación ha llevado a la decisión de no renovar el convenio de cogestión con el Colectivo Llámalo H, lo que implica un cambio radical en la gestión del espacio.

A partir de ahora, la programación y la toma de decisiones serán responsabilidad exclusiva del Ayuntamiento, en concreto la responsabilidad recaerá en los técnicos de Zaragoza Cultural de quien depende el edificio desde su apertura en 2016. Siguiendo así el modelo de gestión empleado en el resto de equipamientos municipales, como en el Auditorio de Zaragoza o Palacio de Congresos de la ciudad.

ESTA ES LA HISTORIA Y EL GERMEN DE LA HARINERA COGESTIONADA

Harinera se inaugura el 19 de marzo de 2016 e inicialmente se concibe como un espacio cultural. Esta decisión surgió del gobierno de Zaragoza en Común que lideraba Pedro Santisteve por la afinidad con los espacios cogestionados y asamblearios.

En marzo de 2018 se expandió con la apertura de dos plantas adicionales ampliando así su capacidad y su potencial. El proyecto ampliado de usos para el espacio creativo Harinera delineó tres fases clave en su evolución: la preapertura, la gestión pública y la tan discutida cogestión, etapa que ahora está señalando el Ayuntamiento.

Esta última fase fue concebida como un modelo colaborativo entre el Ayuntamiento y el colectivo Llámalo H, donde las decisiones se tomarían en asamblea, y por decisión unilateral del gobierno de Zaragoza en Común.

Sin embargo, el panorama cambió el 22 de mayo de 2019, en medio de la agitación de la campaña electoral y antes de la llegada de Jorge Azcón a la alcaldía. Fernando Rivarés, por aquel entonces consejero de Hacienda del Gobierno de Zaragoza por ZEC, firmó unilateralmente un convenio con el Colectivo Llámalo H para la gestión compartida público-ciudadana.

Este convenio, con una duración inicial de cuatro años, fue prorrogado por un año adicional por el gobierno de Chueca para realizar una auditoria interna y terminar por implantar una nueva visión para el futuro del espacio, la cual ya se ha anunciado con la salida del Colectivo Llámalo H y que se implementará a lo largo del año 2024.

LA NULA GESTIÓN DEL COLECTIVO LLÁMALO H

Según lo estipulado en el acuerdo original, la gestión de Harinera implicaba una participación activa tanto del Ayuntamiento como del colectivo Llámalo H. El Ayuntamiento se encargaría de los gastos corrientes y el mantenimiento del edificio, mientras que la financiación de la programación recaería en el colectivo gestor.

En cifras estimadas, según el convenio firmado por aquel entonces, el ayuntamiento debería asumir cada año 163.000 euros y el colectivo que lo gestionaba 427.000 euros. Pero siempre el ayuntamiento asumió los más de 590.000 euros que costaba al año el mantenimiento del equipamiento.

Por tanto, desde su apertura, el ayuntamiento debería haber asumido unos 806.000 euros y el colectivo que lo gestionara 3.596.000 euros, pero la realidad es que el ayuntamiento ha asumido en estos más de 8 años los más de 4.402.000 euros que ha costado su funcionamiento hasta la fecha. Esto demuestra que el modelo previsto de cogestión nunca se ha puesto en marcha realmente.

En total, a pesar de las expectativas de una cogestión, el Ayuntamiento ha asumido la mayor parte de los costes operativos, mientras que el colectivo apenas ha contribuido económicamente al proyecto.

En la práctica, todo el gasto necesario durante estos años de cogestión ha recaído en su totalidad sobre el ayuntamiento, ascendiendo a más de 4,5 millones de euros en cinco años. Excepto las aportaciones que realizaban los residentes del espacio y el propio colectivo para distintas actividades que organizaban.

Este cambio conlleva una serie de ajustes y reformulaciones en la gestión del espacio. Por un lado, se mantendrá el presupuesto de programación, así como los costes de personal y mantenimiento, garantizando la continuidad de las actividades culturales.

El presupuesto de programación estimado en 100.000 euros y los costes de personal y mantenimiento se van a mantener y el Ayuntamiento no llevará ningún tipo de recorte.

Por otro lado, se abrirá la posibilidad de que nuevas entidades sociales y culturales participen en la programación de Harinera, fomentando la diversidad y la inclusión. Porque, hasta ahora, sólo podía acceder y participar de la gestión social y cultural del centro el Colectivo Llámalo H.

Estas mismas fuentes municipales garantizan que Harinera seguirá siendo un espacio abierto y participativo para la comunidad cultural de Zaragoza. Los proyectos existentes alineados con la nueva visión del centro tendrán la oportunidad de continuar, mientras se abre la puerta a nuevas propuestas y colaboraciones.