Guadalaviar se sitúa en la zona más alta y húmeda de la Sierra de Albarracín y su entorno ofrece grandes oportunidades de senderismo: desde extensos pinares, paisajes de dehesa o nacimientos de ríos como el Guadalaviar o el propio Tajo. El horizonte está dominado por la imponente presencia de la Muela de San Juan, si bien el término municipal abarca solamente su parte más suroccidental.

La zona, además, conserva una profunda tradición trashumante. Desde tiempos inmemoriales, los grandes valles formados por la erosión kárstica en el oeste de la Sierra de Albarracín han sido empleados por el hombre para mantener un modelo de ganadería extensiva que ha perdurado hasta nuestros días.

Reducto de familias ganaderas, situado a 1.500 metros de altitud, Guadalaviar muestra orgulloso esta tradición ancestral en su Museo de la Trashumancia, en su día a día y en el habla de sus gentes. La Iglesia de Santiago domina su arquitectura urbana, pero lo que deja sin habla al viajero es su arquitectura pastoril.

El Museo de la Trashumancia muestra diferentes aspectos de esta actividad, todavía vigente en la Sierra de Albarracín. El centro cuenta con diversas salas temáticas y expositivas dedicadas al quehacer diario del pastor trashumante, a las construcciones pastoriles (abrevaderos, corrales, majadas, pasos, sesteros) y a la recreación de los ambientes de la vereda y el extremo.

El Museo de la Trashumancia muestra la profunda tradición de estas tierras / AETSA

Está dotado de numerosas vitrinas donde se recogen los diferentes utensilios y enseres utilizados por los trashumantes, así como el ropaje, las esquilas, usos de la lana, etc. El Museo de la Trashumancia permite la visita libre, guiada o audio guiada.

Dispone, además, de una sala con audiovisuales. De septiembre a final de enero, puede visitarse de viernes a domingo, manteniéndose cerrado en el mes de febrero y recuperando su actividad en marzo. En primavera y verano también permanece abierto algunos días entre semana. No obstante, conviene consultar días y horarios, dado que en los puentes y festivos se programan aperturas especiales.

EL NACIMIENTO DEL GUADALAVIAR

Estos feraces valles de altura, con pastizales abundantes y arbolado disperso, generan unos paisajes totalmente distintos al resto de la Sierra de Albarracín: hermosos valles, como la Vega del Tajo o Valtablado. También encontraremos grandes masas forestales de pino albar o silvestre.

Una de las rutas más recomendadas el la del nacimiento del río Guadalaviar, que a partir de su paso por Teruel es conocido como Turia hasta su desembocadura en Valencia. Se trata de una ruta corta, de 3 kilómetros, que se inicia en la zona recreativa conocida como Fuente del Molino, a un kilómetro aproximadamente del casco urbano de Guadalaviar.

Cuenta con indicaciones a lo largo del recorrido. En el nacimiento, es posible admirar un rostro de Cristo tallado en una roca, sobre el que cae la clara y fresca agua recién emergida del río. Junto al nacimiento, una mesa con bancos ideal para almorzar o comer.

EL NACIMIENTO DEL TAJO Y LA RUTA HASTA GRIEGOS

Como se ha indicado, Guadalaviar es un campamento base perfecto para realizar distintas rutas. A la anterior se suma la del nacimiento del Tajo. Se trata de un tramo de la travesía GR10.1, que en parte de su recorrido coincide con la vega del Tajo, hasta que se asciende hasta El Portillo.

A escasos metros, junto a la torre de incendios existe un mirador acondicionado. El descenso a Guadalaviar se realiza por un pinar, primero, y más tarde por una zona arbustiva de sabina rastrera, con buenas vistas de la localidad.

Otra ruta recomendable es la etapa de la GR10.1 que conecta Guadalaviar con Griegos. Se trata de una travesía de 5 kilómetros que puede completarse en 1 hora y 20 minutos. Transcurre íntegramente por una pista forestal con gran atractivo, ya que atraviesa algunos de los montes más espectaculares de la comarca de la Sierra de Albarracín, como La Dehesa de Villar del Cobo o La Dehesa Boyal de Guadalaviar.

Es una de las etapas más transitadas de la travesía GR 10.1 debido, sobre todo, a su escaso desnivel y a la corta distancia entre las poblaciones de Guadalaviar y Griegos. En época estival no es difícil encontrase con numerosas personas recorriendo este trazado, ya sea andando, corriendo, a caballo o en bicicleta de montaña (BTT). Tanto al principio como al final de la etapa existe una portera metálica que obliga a abrir y cerrar de nuevo, ya que existe numeroso ganado vacuno y equino pastando en estos prados herbosos.

Para relajarse, en el entorno de Guadalaviar existen un buen número de merenderos. Entre ellos, Fuente Félix se encuentra a 400 metros de la salida del pueblo por el cementerio, a través de un sendero por la dehesa. Otro de ellos es Fuente La Cerraja, a 1,6 kilómetros de Guadalaviar, siguiendo la GR10.1 en dirección a Griegos.

VILLAR DEL COBO Y SU ENTORNO

No hay que perder la oportunidad, en un viaje a esta zona de la Sierra de Albarracín, de hacer un alto en el precioso pueblo de Villar del Cobo, enclavado en el transcurso del río Guadalaviar, entre hoces y cañones. La localidad destaca por su patrimonio arqueológico, su iglesia y sus casas nobles.

En las calles de Villar del Cobo pueden admirarse notables ejemplos de arquitectura popular, así como casonas como la de los Fernández de Villar, con interesantes rejerías y una galería abierta bajo el alero, decorada con pinturas de carácter geométrico.

Villar del Cobo, un encantador pueblecito enclavado entre hoces y cañones / Hilario Dalda

Tampoco hay que perderse la Iglesia de los Santos Justo y Pastor, construida a finales del siglo XVI. Así como la ermita de la Virgen del Rosario. Hay que destacar también la existencia de algunos enclaves arqueológicos de singular interés, como son los poblados ibéricos localizados en La Calzada o en El Morrón Redondo.

En el entorno de Villar del Cobo también existen rutas de senderismo interesantes, donde se combina el relieve con el atractivo de los bosques silvestres y la presencia de fuentes, como es la Fuente Coveta en las cercanías de las Casas de Búcar. El encajamiento del río Guadalaviar en esta parte de su curso permite la presencia de diferentes aves rupícolas como el buitre leonado, el alimoche o el águila real. Comparten el espacio con pinares, rebollares y más frecuentemente con sabinares, que tratan de colonizar las laderas pedregosas de la zona.

LAS ESPECTACULARES DOLINAS

También es un buen lugar para admirar las dolinas, cavidades kársticas cerradas, de contorno circular u oval, con morfología diversa, con drenaje subterráneo y cuyo diámetro es normalmente mayor que su profundidad. En los casos en que las paredes de las dolinas sean abruptas y con una profundidad mayor que el diámetro se conocen como simas.

Una buena ruta es la que conecta con las dolinas de Villar del Cobo, de 7,7 kilómetros, que puede recorrerse en unas dos horas y media. Comienza en la propia localidad, con un importante ascenso al inicio por un camino hasta el Cerro Búcar.

Dolinas en las inmediaciones de Villar del Cobo / Sierra de Albarracín

Desde este punto el recorrido transita por un páramo calizo para comenzar su descenso hacia el río Griegos, donde se toma un desvío a la derecha que bordea las cinco dolinas. Alguna de estas dolinas tiene una profundidad a 50 metros. Finalmente, la senda desciende hasta una pista que transita el río Griegos, del cual se separa gradualmente. Antes de llegar a la carretera TE-V-9032, se toma un desvío a la izquierda por un camino que atraviesa el río, ascendiendo de nuevo hasta el páramo que retorna al camino que regresa a Villar del Cobo.

Asimismo, merece la pena acercarse al Mirador de Cararizuelo, en la carretera a Frías de Albarracín. Desde allí pueden disfrutarse panorámicas muy interesantes del cañón del río Guadalaviar que se conoce como Barranco Hondo.

EL MAYOR CAÑÓN DE LA SIERRA DE ALBARRACÍN

El Barranco Hondo es el mayor cañón de la comarca de la Sierra de Albarracín. Una carretera sinuosa nos lleva a disfrutar de abruptos paisajes y preciosos cañones. Las vistas, con el río encañonado, son una ruta ideal para los amantes del slow driving, disfrutando en cada rincón de estos parajes tan especiales.

Llega un momento en el que la carretera no puede seguir pareja al río, porque éste se encaja de una manera sorprendente, por lo que sigue el Barranco Hondo a media ladera, intuyéndolo entre las curvas y los diferentes miradores donde es posible observarlo.

Merece la pena hacer el recorrido despacio, por un lado porque la carretera es muy sinuosa y, por otro, para aprovechar los distintos puntos donde observar la majestuosidad del cañón. Es muy interesante observar también la vegetación durante el recorrido, con sabinas albares, enebros y sabinas rastreras al inicio.

La sorpresa llega cuando, en las zonas de umbría, más húmedas, aparecen quejigares muy bien conservados, que nos deleitan con el dorado en otoño y el verde brillante en verano. Los sabinares dan paso a un bosque mixto con pino silvestre. El último tramo, llegando a Tramacastilla y según se va descendiendo, este bosque se transforma en encinares.

El Barranco Hondo también puede disfrutarse a pie, pudiéndose optar por dos caminos diferentes. La primera opción es tomar un pequeño sendero que discurre cerca del cañón excavado por el río Guadalaviar, en un tramo acompañado por pequeños huertos y árboles frutales.

El Barranco Hondo en todo su esplendor / María Sáez

Es una ruta que encierra cierta dificultad porque, tras tomar altura, discurre por una estrecha senda al borde del barranco, por un paisaje más agreste y abrupto. Posteriormente, desciende hasta el fondo del barranco a la altura del antiguo molino, donde se ha instalado un mirador temático sobre esta antigua construcción y su funcionamiento.

La otra variante es más larga, pero no entraña ninguna dificultad para los caminantes. Casi toda su longitud coincide con el sendero PR-TE-1, que bordea una zona montañosa y ofrece, en primer lugar, el panorama de las zonas cultivadas del municipio. Más adelante, desciende por la escarpada pared del barranco para contemplar sus grandiosas vistas y llegar al río a la altura del molino. En el camino existen dos miradores temáticos que ayudarán a interpretar el paisaje de la zona. Una vez alcanzado el molino, es posible cruzar el río y volver a Tramacastilla por la ruta de la primera opción.

EL ORIGEN CÉLTICO DE GRIEGOS

Otro de los municipios de esta zona de la Sierra de Albarracín que no nos podemos perder es Griegos, que hunde sus raíces en la tradición céltica. Lo demuestran hallazgos como un escudo de bronce circular que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.

Muy interesante es la necrópolis céltica hallada en la localidad, al pie de La Muela, en tierras cercanas a Guadalajara. Se trata de un enterramiento situado dentro de un círculo de piedras de unos 25 metros de extensión, con un total de 14 tumbas datadas de fechas cercanas al año 300 a.C. Los restos son de varios tipos, objetos de barro sin decoraciones, objetos de bronce (broches, hebillas, brazaletes, cadenas y hasta un bonito escudo), así como objetos de hierro (lanzas, tijeras, etc).

Griegos es el segundo pueblo habitado a mayor altura de toda España, a 1.604 metros sobre el nivel del mar. Pertenece a dos cuencas hidrográficas, las del Tajo y el Guadalaviar, con su afluente, el río Griegos. Por ser punto estratégico durante la Guerra Civil, se vio inmerso en innumerables batallas, que dejaron una serie de vestigios que pueden ser visitados, como las trincheras.

Griegos en invierno / Juan Antonio Jordán

En su casco urbano, merece la visita el Museo de las Mariposas, ubicado en el propio Ayuntamiento de la localidad. Se trata de la primera exposición entomológica de la provincia de Teruel, y recoge más de 2.700 ejemplares de insectos.

En la sala se pueden contemplar hasta 800 especies de lepidópteros (mariposas y polillas), 230 coleópteros (escarabajos), dípteros (moscas), ortópteros (saltamontes), himenópteros (avispas), por lo que representa la inmensa mayoría de los grupos de insectos que se pueden encontrar en Aragón, así como una serie de especies protegidas por la legislación actual.

LA MUELA DE SAN JUAN

Imponente, a pocos kilómetros de Griegos, resalta la Muela de San Juan, a más de 1.840 metros, con sus escarpes de casi 200 metros de calizas y dolomías cretácicas, que forman una muralla continua por la que los pinares intentan escalar, siendo uno de los mejores miradores de la zona.

La ruta senderista entre Griegos y la Muela de San Juan, de 15 kilómetros y una dificultad media, presenta un recorrido cuya mayor dureza está al inicio. Se sale del pueblo de Griegos, y se va andando hacia la senda que sube por el camino de Las Pernalas (pico de 1.799 metros).

Es una senda muy bonita que discurre entre pinos. Para los que quieran evitarse esta subida, puede subir en coche hasta el parking de La Muela. El resto de la ruta es por pista y con poco desnivel.

La zona alta de La Muela de San Juan se caracteriza por un relieve prácticamente plano. Frondosos bosques de pino silvestre se suceden junto a praderas de alta montaña, en plenos Montes Universales. En invierno, parte de esta ruta está nevada en las pistas de esquí nórdico. Se pueden hacer con raquetas o esquís.