Ha pasado un mes desde las agresiones con arma blanca que se produjeron en la Calle de Montañés, en el zaragozano barrio de Delicias, y que hicieron saltar las alarmas sobre el estados de los inmuebles en dicha calle.

La Policía Nacional entonces identificaba a una veintena de okupas que malvivían en unas condiciones de salubridad ínfimas en el garaje de esto inmuebles. Solo se llevaron a uno de estos okupas detenido por situación irregular; el resto volvieron al garaje.

La pelota estaba en el tejado de la Sareb, propietaria del garaje y varios de los pisos, o de un juez que decretase el desalojo por tratarse de un foco de insalubridad y suponer un peligro para los okupas y el resto de los vecinos.

El pasado 7 de octubre, el juez del Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza ordenaba dicho desalojo dando un plazo de tres días a los okupas para salir voluntariamente. Estos hicieron caso omiso, como era de esperar, y cinco días después de que se cumpliera el plano dado por el magistrado, la policía ha intervenido.

Desde primera hora de esta mañana, varias unidades de agentes se han desplazado hasta esta calle, acompañados del secretario judicial, de una empresa de limpieza contratada por la Sareb y de otra de cerrajería que se ha encargado de poner puertas anti okupas en el acceso al garaje por la calle y dentro del edificio.

«AQUÍ YA NO SE PODÍA VIVIR»

Los vecinos que están de manera legal viviendo en estos inmuebles justo encima del garaje okupado celebraban la presencia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, aunque recordaban que llevaban meses denunciando esta situación. «Cualquier día iba a pasar algo gordo», advertía un vecino que estaba en la calle observando desde primera hora.

Muchos de ellos coinciden al decir que desde julio de 2022, cuando se produjo un incendio en el garaje que lo dejó semi calcinado, la entrada de okupas tras quedarse la puerta abierta y no hacerse nadie responsable de ello era constante. «Peleas, robos, inseguridad, no sabes lo que llevábamos esperando este día», replica el mismo vecino. Al final han desalojado el garaje, pero todavía quedan varios pisos okupados propiedad del ‘banco malo’, un problema solucionado, dicen los que lo viven a diario, a medias.

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